lunes, 2 de agosto de 2010

The Face (cuatro) (Tercera Inclinación)



Hoy me han perseguido las sombras. Sabía que estaban detrás, y de vez en cuando, giraba la cabeza para atraparlas, pero desaparecían. Andaba por una calle muy larga y ha sido un martirio.

Deben estar realizando un trabajo en Colombia sobre el bien particular, hasta siete personas en línea consultando una entrada antigua, vieja y manida. Todas de ese país. Las personas en línea son como las sombras, pero a éstas no les temo. Se acaban marchando.

Que pequeños son los habitantes de Salamanca, me recuerdan a los murciélagos. Son proporcionados, pero de escaso rendimiento físico.

Hoy Pérez-Reverte se ha pasado un poco. Ha publicado un artículo en el dominical de ABC. Lleva un par de semanas dirigiéndose a un joven escritor. Le invita a unas lecturas, le aconseja, al estilo denomina “funesto”, y demás gilipolleces. No dudo de tu cultura Arturo (te llamas igual que mi padre fallecido), pero tus novelas son lamentables, llamas funesto al estilo, porque te falta amigo, o conocido, o joven escritor, te falta. Sé que has leído mucho, muchísimo, ¿pero te ha servido de algo?

De vuelta por la calle de las sombras me han perseguido los murciélagos. Ha sido terrible. Hasta he corrido. Como los jóvenes sin vacaciones en pleno de mes agosto que se acostumbran a correr por los parques. Dignamente, pero una cosa, correr es de cobardes.

Corrijo las pruebas de “La vida alrededor”, después de casi quince años sin publicar un libro es una extremaunción. Me santiguo. Y “Cadión” saldrá después, me lo acaba de confirmar un joven editor onubense muy deportista.

Un murciélago se ha posado en mi camiseta, ¡qué horror! Aunque después lo he entendido. La prenda llevaba una leyenda “No todo el mundo puede ser de Cádiz. Jódete.