Las hormigas avanzan de forma majestuosa. Corren más de la cuenta. En agosto y con calor vuelan para aprovechar el tiempo. Su velocidad es agobiante, y su movimiento lineal. Una ruptura de la fila supone el desconcierto, pero vuelve el origen, su capacidad de regeneración es infinita.
Las hormigas que vuelan y el calor que entristece. Los días duran menos. Desnudos en la playa, el verano es una ordinariez. Las conchas soportando ser pisadas y un movimiento oscilante de las olas.
Las mujeres desnudas, los hombres desnudos, los niños desnudos. Pocas prendas y mucha insinuación. Falta de urbanidad, grosería. Todo es un camelo. Hasta los bañadores disponen de postizo. Nadie es quien dice ser, ni siquiera desnudo.
La música apasiona, y el amor entristece. Tercera inclinación. Quiero estar solo, deseo estar ocupado. Leo a Pilar y a Máiquez. Son gentiles, correctos. Ha vuelto Simón: unas fotos magníficas y presencia de dioses.
Debo poner título a un libro de poemas. Hay que entregarlo a primeros de septiembre y dudo. Dudo mucho. ¡Tantos años! ¡Tantos versos!
Tengo varios candidatos, “Las limitaciones del lenguaje”, “Al taste” o “Ropa interior negra”. Varios que son pocos. Y me lio, me interrogo. Si usted dispone de alguna simple opinión al respecto le agradezco el origen.
Murió dios, he muerto yo. Estamos en las sombras, y ahora nadie me escucha. No puedo hablar con nadie. Ni nadie me entretiene.
Mañana temprano vuelvo a Siltolá. He enviado a Abel las terceras correcciones de “La vida alrededor”, y espero que me entienda. ¡Una coma es un misterio! ¡Y dos una virtud!
Todo el mundo agradece. El agradecimiento se ve como un sentido, una correspondencia que debe conservarse, debe ser mejorada.
Buscamos presentaciones al libro de Juan Carlos. ¡Tantos libros! ¿Tantos libros?
Las hormigas no existen en la noche. Las sombras ocultan su propio sentido, y la ropa interior negra ni siquiera se distingue.
Las hormigas que vuelan y el calor que entristece. Los días duran menos. Desnudos en la playa, el verano es una ordinariez. Las conchas soportando ser pisadas y un movimiento oscilante de las olas.
Las mujeres desnudas, los hombres desnudos, los niños desnudos. Pocas prendas y mucha insinuación. Falta de urbanidad, grosería. Todo es un camelo. Hasta los bañadores disponen de postizo. Nadie es quien dice ser, ni siquiera desnudo.
La música apasiona, y el amor entristece. Tercera inclinación. Quiero estar solo, deseo estar ocupado. Leo a Pilar y a Máiquez. Son gentiles, correctos. Ha vuelto Simón: unas fotos magníficas y presencia de dioses.
Debo poner título a un libro de poemas. Hay que entregarlo a primeros de septiembre y dudo. Dudo mucho. ¡Tantos años! ¡Tantos versos!
Tengo varios candidatos, “Las limitaciones del lenguaje”, “Al taste” o “Ropa interior negra”. Varios que son pocos. Y me lio, me interrogo. Si usted dispone de alguna simple opinión al respecto le agradezco el origen.
Murió dios, he muerto yo. Estamos en las sombras, y ahora nadie me escucha. No puedo hablar con nadie. Ni nadie me entretiene.
Mañana temprano vuelvo a Siltolá. He enviado a Abel las terceras correcciones de “La vida alrededor”, y espero que me entienda. ¡Una coma es un misterio! ¡Y dos una virtud!
Todo el mundo agradece. El agradecimiento se ve como un sentido, una correspondencia que debe conservarse, debe ser mejorada.
Buscamos presentaciones al libro de Juan Carlos. ¡Tantos libros! ¿Tantos libros?
Las hormigas no existen en la noche. Las sombras ocultan su propio sentido, y la ropa interior negra ni siquiera se distingue.