martes, 10 de agosto de 2010
Un poema de "El violín mojado" (1991)
Uno se cree más hombre
porque todos los días ante el espejo
recorte con ungüento los restos de afeitado
que la noche permite.
Y uno se cree más hombre
o más hijo de perra
-que es lo mismo-
si el sentido le asfixia hasta la extremaunción
mientras siente que se hunde el pecho
y estas escaleras que me llevan a casa
me van cansando y dueles;
a mis años
nunca había consentido tanto dolor,
la muerte de unos antepasados perdidos
como se pierde el tiempo en las esquinas
si hay chicas de faldas colegiales
y nadie me acaricia para comprobar
que uso otro aftershave
un poco más suave y más caro
-hay que decirlo todo-,
y me duele pensar que se apaga la vida,
recorriendo las salas de visitas de médicos
que me dicen que no,
no hay solución a estos desperdicios,
que se apaga la vida de tristeza.
Pero uno se cree más hombre
y me lo creo,
y hoy me creo tantas cosas
que me llaman el loco por creer
lo que creo.
¡Me duele hasta en el sueño!.
Dueles, dolor áptero y fino
que te clavas como los bisturís
por los cuerpos henchidos y vigorosos de los muertos.
Pero puedo afeitarme
y no he perdido el tiempo.