jueves, 10 de noviembre de 2011



EL tiempo me apasiona. Faltan horas, faltan palabras, faltan buenos poemas. Por eso se hace tarde. La duración de las cosas es muy escasa.

Una secuencia es un verso enquistado. Una oportunidad, una ocasión de fin sin conclusión.

Manrique utilizó un argumento humano para construir una elegía. El largo espacio se iba quedando corto, los actos sucesivos, es la modalidad del tiempo como verbo.

Recuerdo a Tomás Segovia, intentó descifrar el tiempo en “Vientos”. El poeta valenciano era un maestro de las ausencias.

Y todo es serenarse, encontrar el silencio de épocas pasadas, entretenerse en la exigencia de las circunstancias y siempre, conmigo mismo. En el compás de tres por ocho.

Ya ha vuelto a hacerse tarde.