miércoles, 16 de noviembre de 2011



EL verso de Machado que soportó una lágrima era un endecasílabo. Lo he recordado hoy, justo en la biblioteca. Bajaba de la azotea. Este mes de febrero nos llena de vergüenzas. Fonética, semántica, gramática. Es la argumentación, el eje discordante, una desavenencia en todo este proceso.

Opinas voluntades y dejas a otro lado la realidad del mundo. Los pájaros sonríen. Delibes argumenta. Lakmé representaba el secreto, ocultarse del mundo para ser fiel a ella, a los principios puros. ¿Cómo vamos a dejar la naturaleza ajena a la existencia?

Amor y desamor, eje de la discordia. Lo oculto y lo visible, idea fundamental de la poesía. Si tomas la manzana con dos manos, ¿dónde guardas la obligación? ¿Qué es la fama? ¿Una enmienda? ¿Una adición?

¿…quién / nos liberará / de nuestros liberadores? Es Parra. Su voz nos exime, nos desprende. Una vez fue una lágrima y ahora solo un verso.

En el cuarto de baño te he buscado y no estabas. He llamado, uno a uno, en todos los servicios. No he escuchado tu voz. En el espejo, escrito con carmín, el verso de Machado. Es la argumentación. La maldita discordia.