martes, 12 de abril de 2011

4. (De luces y de sombras)



Con un ritmo pausado camino hacia Eaton Square. Mi casa ahora, la casa de escritores que es un hogar único de hambrientos y emociones. Una casa de luces y de sombras que huele a vanidad. Entro sin hacer ruido, saludo a los poetas y pido una tortilla. Hace un instante estaba entre las plantas. Los pájaros han vuelto. La discusión sobre un libro de un nuevo narrador, no suscita polémicas. La casa tiene sol, vaga apariencia. Ni solo una palabra es capaz de arruinarnos en nuestra extranjería, el saberse lejano de la tierra que miente.

Hay un armario estrecho donde cuelgo la ropa. El albornoz lo uso como memoria ciega. Ni siquiera nosotros sabemos, sostenemos, amamos. Nadie juega conmigo, los libros por el suelo y el pan es la humildad que ajusta estas desavenencias. La ventana pequeña disfrutaba de vistas e importancias. Debes saber amigo, debes correr muy rápido. Hay seres envidiosos hechos de un cristal que persiste, de una pereza que nunca nos abraza.

Son las diez de la noche. Ya todo el mundo duerme. Yo muerdo la manzana mientras vigilo el plato. El olor a comida en madrugada hace que venga al huerto, al patio de mi tía en Puerto Real, la transparencia habla. Es tarde. Los párpados se cierran. El olor y tu beso, precisamente. También yo tengo recuerdos.