domingo, 17 de abril de 2011

9. (La simple impresión de su eficacia)



En el centro del parque hay una fuente. Está muy elevada. Hay que hacer malabares para buscar lo fresco. El niño alza las piernas, el adulto se encoge, y aquel que es sorprendido, vuelve lleno de aliento. La fuente me persigue, si la quiero perder me viene sin dudarlo. De su caño no mana ninguna maravilla, pero todos la buscan, los seres la limitan a la simple impresión de su eficacia.

He pensado en la vida y me quiero morir. No hay motivos, traspasos, individualidades. La vida es irreal como el agua que mana. Debes estar aquí lo que decidan, debes mirar atrás cuando quieran que mires, no hay dos vueltas atrás. Nunca porfío a la vida, la dejo que me espante. Si hoy toca corazón prefiero rabia. Si es amor o pasión lo invento todo.

Hoy me quiero morir cansado de la vida. No es justo que se venga para estar un ratito. Ni siquiera que entierres a los seres queridos. Tus ojos me han llamado y corro hacia el convento que escora las campanas. Durante mi niñez nunca encontraba a nadie para jugar conmigo. La verdadera forma es mi secreto. Escuché a los artistas decir lo que ellos hacen, y los poetas fueron las personas mayores. Hoy me quiero morir para evitar que sufras. No soporto el dolor, no puedo con el llanto. Y a pesar de pesares has sabido llorar. He tocado tus lágrimas abrigando tu cuerpo, y he mirado otra vez desperdiciando ese inventario que hicimos aquella madrugada.

Hoy me quiero morir, no aguanto a los inútiles. Paseo por este parque, me escondo siempre al centro, y al final del camino aparece la fuente con la cola de ansia. He querido beber de tu secreto, y he perdido a la muerte inundándolo todo.