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lunes, 28 de marzo de 2011

jueves, 16 de diciembre de 2010

Y este jueves, 16 de diciembre, J.A. González Romano presenta en Coria del Río "Alguien me responde"




Este jueves, 16 de diciembre, en el Ayuntamiento de Coria del Río (Sevilla), presentación de Alguien me responde de Juan Antonio González Romano (Álogos).




lunes, 15 de noviembre de 2010

Este jueves, 18 de noviembre, se presenta la colección Álogos






El jueves 18 de noviembre, en la Casa del Libro de Sevilla, se presentará a las 19'30 horas, la Colección de libros Álogos (Entradas de Blog) de Ediciones de la Isla de Siltolá.

Participarán los autores Jesús Cotta, Aurora Pimentel, Joaquín Alegre, Juan Antonio González Romano, José Miguel Ridao e Ignacio Tomás.





Colección Álogos.


Álogos en Cuadernos Hispanoamericanos.


Álogos en la revista LEER (Noviembre 2010).

lunes, 23 de agosto de 2010

El Libro: La vida alrededor






Debes abrir gugle, e introducir en el buscador la vida al filo de la espada. ¿Lo has hecho ya? ¿A qué esperas? ¡Venga!

Después debes pinchar en el primer enlace. Como verás, no somos católicos, ni cretinos. No tenemos una espada con filo, ni un doble filo en la espada. Una simple arma, nada arrojadiza y un poco punzante. ¿Duele? ¿De verdad? ¡Venga ya!

Un día tras otro, personajes curiosos, peregrinos, repetidos, idealistas. Son las visitas del absurdo. De la conjunción copulativa. La que acaba en iva.

Nunca me interesaron las armas medievales, ni siquiera los siniestros provocados por un maestro Yi. El filo de la cruz me la trae floja, como también sus interesantes y cansinas cosmogonías de la catana (me refiero al loro, claro está).

Ser legendario no es un ron. Tengo un conocido que ha sufrido un ictus. Al saber la noticia pregunté, “¿Y no fue un lapsus?”.

Los mexicanos abundan. ¿La amistad? ¿La certeza? ¿Voces para incluir en el concierto? Un poco de tequila y el MM bien frío.

Una vida alrededor (para no tenerla por delante) y mucha literatura. Esa, la de todos los días.

¡Qué lo disfruten ustedes!


Pedidos: siltola@gmail.com


sábado, 26 de junio de 2010

Cadión (Elogio de la Irreverencia XLVII)



Hay que diferenciar entre los distintos tipos de cuadernos que circulan por nuestras venas virtuales. Aunque aparenten igualdad de plantillas o seguidores fieles, enlaces predeterminados, álogos anónimos o miserables recursos, lo cierto es que hay diferentes cuadernos.

Los hay creativos. Meramente creativos. Determinadores del sentido común y la distancia. Una muestra es un hecho y cien mil un aburrimiento.

Los divertidos prometen. Ocurre a veces que el ser divertido es finito y limitado.

Los hay reflexivos. Introvertidos post que generan detenimiento y sofisticación.

Otros son informadores. Se limitan a informar y dar a conocer la multitud de desconocimientos propios y afines al ser humano. La limitación se vuelve más intrínseca cuando descubres la incapacidad de conocer. Pero para ello están los informadores.

Los hay lamentables. No hay palabras para definir lo lamentable cuando en sí son cutres.

Y están los cuadernos de la vanidad. Ante un bello nombre (que ya contiene un punto vanagloriable) se esconde una difícil personalidad ausente de protagonismo real, en cambio capaz de realizar hazañas virtuales.

Los cuadernos de la vanidad abundan. Yo, mí, me, conmigo, y si sobra algo, me lo quedo también. La porción de sobrecarga acaba provocando un estreñimiento masivo. El dolor comienza a aparecer. ¿Un laxante? No hay laxante capaz de liberar la obstrucción de vanidad.

Baste hacer un experimento. Acuda a un cuaderno que piense es vanidoso y lea las diez últimas entradas. No falla. Ese yo, mí, me, conmigo, a mí, para mí, y todo lo bueno, genial, magnífico, que hago, creo, divierto y resucito. Es así. Vuelve a ser protagonista de una propia película (de guión, producción, dirección, realización, y efectos especiales propios). Ganadora de todos los posibles óscar de la blogaduría. ¡Cojonudo!

En una reunión de amigos dicen que quien calla otorga, pero también dicen que quien no para de hablar determina. ¿Determina? Y, ¿no es la determinación vanagloria? ¿No supone un acierto la mesura?

Hay mucha gente que odia mi vida con dios. Piensa que es irreverencia, o tal vez locura. Al menos a dios lo toco de vez cuando, y hablo con él, y le preparo el desayuno, y me ayuda a recoger los calabacines y las patatas. Pero yo no soy dios. Y lo de ayer, hoy y mañana me importa un carajo.


domingo, 31 de enero de 2010

El Ilustrado más torpe



Con ese tono de pasodoble o tango, y esa mezcla satírica y burlesca. Soy el ilustrado más torpe. Y debo agradecerle el término ilustrado, que creo no lo merezco.

Dice que no le gustan mis comentarios a las lecturas (algo tan personal e intransferible), tampoco los poemas (¡qué pésima la poesía ilustrada!), las entradas, los álogos, los juegos de palabras, ni el sushi ni el sashimi.

Y en cambio comenta, que admira ese amor por la poesía y el oficio editor de mi persona. ¿Acaso desea un favor editorial? ¿Aquel, como las putas, que se paga en especie? ¿O tal vez desconoce sus gustos y pasiones, comedido de envidias y préstamos crueles? Espero su respuesta, anónimo más torpe.

Respeto sus tendencias, sus pasiones, sus gustos, aunque no los comparta. Que soy torpe no dude, el mayor. ¡Tiene tanta razón! Nunca tendremos los mismos gustos. Yo prefiero el bogavante y la langosta, y usted el surimi de la poesía.

No sé si usted recuerda, el más pobre ilustrado (disculpe que invierta los términos, pero así es más poético), un verso que decía: “Mira que eres cabrón Sánchez Menéndez”. Omito aquel principio, y no descarto invitarle, ni decirle, que sin nombre apenas doy cuenta, y si es juego, ya me ha demostrado que nunca me sentaré en una mesa a almorzar con otro ilustrado tan culto y tan profano como usted, y que conste, que lo digo con cariño.


jueves, 5 de noviembre de 2009

El movimiento oscilante



Un Cuaderno es un espacio abierto donde expresamos sentimientos, hablamos en voz alta, nos tocamos el pelo, la cara. Dejamos las imbecilidades para otros, a nosotros nos va la marcha, nos suele ir la despedida, y el desconcierto.

Si te digo que vengas, te marchas. Si te doy las gracias, me reprimes. Si firmas como Antonio te conviertes en anónimo cruel. Y así un día y otro día. Hasta el amanecer. Lluvioso y triste en esta época del año.

Un Álogo es un movimiento oscilante, que bascula poco, lo justo. Se repite por comodidad o acostumbramiento. Pero es necesario como el aire.

Un Cuaderno es libre. Deja de imponer criterios, de establecer teorías políticas y sociales, nos importan un carajo tus creencias, tus religiones. No sé si sabes, que la literatura está mucho más por encima que la religión. Infinitamente. Y si no lo reconoces, también te comerán los gusanos, imbécil.

El pimiento, verde o rojo, es la única verdad, la auténtica. Y ¡Cállate por dios! ¡No jodas más!

Tu risa, tu vergüenza, tu única contradicción aparente. Desde que te vi, siempre has manifestado esa carita de gilipollas. Pero es la que tienes. Debes aguantar, entre todos, este desconcierto.


jueves, 22 de octubre de 2009

Telechichi



Veamos, es una vergüenza que se acuda a este Cuaderno por un término indignante. Telechichi es el protagonista. ¡Y todo por un Álogo en una entrada! Además de números de teléfono de alto contenido erótico-fatal-incertidumbre, el verso de Cervantes que reina la foto de La Caleta aparece en el buscador más buscado.

Ya Ridao nos otorgó lecciones de índice indolente al respecto. Y ahora visito las visitas que visitan y me llevo la conclusión o el simple susto.

¡Vamos Juanito, Ardentía, hasta ahora dominabas! ¡No te dejes ganar por un término de pronunciación desagradable, poco poética, cursi y anticuada!

La vida, mujer, hombre, ser de otro mundo, que tecleas la palabra de placer y acudes a un teléfono de mal humor, de mal olor, de mal sabor.

La dignidad domina, por encima del pragma, y del digma, cualquier telechichi efímero.

Dignidad señores, que cuando muera me recuerden por otros términos escritos, que este es tan solo un accidente ajeno. Pero me río, cuando alguien busque en otros o en otras, sus propias desvergüenzas indignas y miserables, se encontrará con la bitácora de este gaditano.

Lo demás es lo propio, que dijo aquel.


sábado, 17 de octubre de 2009

¡Escúpeme tierra!



He dicho alguna vez que este Cuaderno es irreverente. Y lo es por lo que escribe su dueño. Exclusivamente. Hoy hablamos de algo y mañana decimos lo mismo con otras palabras. No queremos oír álogos bonitos. Ni deseamos engañar a nadie.

Últimamente, y debido a cuestiones que omito, he descubierto que los poetas somos unos miserables. Miserables en grado sumo. Odiaba a muerte a los funcionarios, pero ahora también odio a los poetas. Me odio a mí mismo. ¡Es la vida joder, es la vida!

Mis razones tendré para escribirlo, mis motivos tendré para decirlo. Argumentos al fin y al cabo que no justifican nada, exclusivamente lo que pienso.

¿Nunca habéis pensado eso de trágame tierra? Pues yo digo, ¡escúpeme tierra! Pero hazlo ahora, que mañana es tarde, y ayer demasiado pronto.

Una película de amor inanimado. Una ventaja decidida en la suerte. La lluvia que cala la fachada. Todo es falso, egoísta y miserable.

Hasta mañana pues, que el dolor de cabeza supera esta dieta blanda que me hace delirar. Pero en conciencia.


jueves, 15 de octubre de 2009

¡Qué se jodan los feos!



Todo lo que sabemos y todo lo que decimos nos supera. Nos hace deambular, nos distorsiona. A veces alguien descubre que a su vida llega un invitado, pero el descubrimiento se realiza exclusivamente por correo postal.

Dicen los seguidores de este Cuaderno que muchas veces no escriben álogos porque no entienden las entradas. ¿Hay algo que entender? ¿Hay que comprender para dejar un álogo?

En cambio descubro que elementos curiosos y términos de tres al cuarto han provocado una centena de visitas. ¡Qué contradicción!

Una verdad no podrá ser nunca olvidada. Al igual que un murciélago desarrolla su visión nocturna, la escritura es un camafeo en el pecho de una dama. Bello y efímero. Siempre acaba en una caja de joyas inoperantes.

Querer. Decir. Leer. Comprender. Ese es el fundamento de la blogaduría. Ocurre que el tiempo avanza tan rápido, y las tecnologías superan a la propia creación. En 2.018 el e-book ganará al soporte en papel. Eso dicen los expertos. A nosotros nos cuesta. Pero ¿quién iba a decir hace unos años que los seguidores de este Cuaderno no entendían las entradas?

Mientras tanto, ¡qué se sigan jodiendo los feos!


lunes, 21 de septiembre de 2009

Libertad y dependencia



1. En la Blogaduría todos somos perfiles de bajo relieve.
2. Nuestro número asignado es como el código de barras.
3. La ausencia de imagen personal se complementa con el aseo diario.
4. Ser seguidor es un camino de tres finales.
5. La libertad del Álogo requiere dependencia.


martes, 16 de junio de 2009

Maldición



No hay nada que más duela en el mundo de la Blogaduría, que un Cuaderno o Bitácora diga adiós, o hasta siempre, o no puedo más, quedo aquí...

No hay nada que más duela, que una lágrima encima de un álogo, o una entrada. Y el dolor eterno de su creador.

En las últimas semanas he visto desaparecer grandes y pequeñas Bitácoras. El boom de este mundo alcanza la crisis.

Pienso que en los próximos años, y no muchos, habrá una limpieza enorme. Y no lo digo como reflexión, sino como realidad.

El mundo del Blog, ha tocado techo. Y aunque sean miles los nacidos y creados, otros tantos desaparecen para maleficio de sus autores.

Pero como todo, al final, existe la razón, la razón de este género o subgénero, que tan pronto dice "Hola", como "Adiós".