martes, 31 de marzo de 2020

Día 17



Hay que repetir lo que es hermoso. Empédocles decía “Pues incluso dos veces, si es necesario, hay que repetir lo que es hermoso”. Nos dejó escrito Nietzsche que el auténtico pensamiento de Empédocles es la comunión de todo lo que ama.
El confinamiento nos carga de falsa retórica; escuchar, dialogar, leer. ¡Cómo echo en falta a los grandes estadistas al servicio de un país! Oímos palabrería, leemos en los medios verborrea, todo es una burda llaneza.
Cuenta Timón de Fliunte que a Empédocles se le conocía en su época como el seductor de versos en el ágora. Disolvió el Consejo de los Mil, y mantuvo el orden con gran elocuencia. Decía Aristóteles en su diálogo Sofista que Empédocles fue el primero en emplear la retórica.
Nos dejó escrito Empédocles: “Pero la ley de todos los seres a lo largo y a lo ancho del inmenso éter ha sido establecida y a través de la infinita luz”. Y también escribió: “El mar es el sudor de la tierra”.
El silencio mueve todas las cosas con el solo pensamiento de su mente.

Buen día



lunes, 30 de marzo de 2020

Día 16



La naturaleza de pronto ha comenzado a hablar. Nos indica que las generaciones venideras podrán continuar disfrutando de ella. Nos invita a responder a las preguntas, a cuestionar lo tranquilizador y a disputar lo siniestro. Nos tiene en cuenta, solo somos criaturas de la tierra. Ella nos sigue ofreciendo las estaciones.
Los afanes de una pasión nacen en la naturaleza.
El silencio es una luz intensa de donde brota todo.

Buen día



domingo, 29 de marzo de 2020

Fotos de la gripe en 1918










Día 15



Los ángeles han dejado de llorar, los ángeles han dejado de aplaudir en la puerta del templo. No aplauden los ángeles. Solo los ángeles. La imposición es un error, la exigencia es una imposición. El acto de libertad no está en el aplauso, radica en su manifestación de libertad.
Se habla ya de que en un futuro no muy lejano tendremos un mundo más solidario, o que nacerá un nuevo humanismo, o incluso dicen que saldremos de la caverna. Pero nada de eso es cierto. Desconocemos el presente, imaginamos el futuro.
Antes de la descripción de “La peste de Atenas” (1138-1286), Lucrecio en su obra De rerum natura, nos acerca a las epidemias (1090), y leyendo a Lucrecio comprobamos muchas similitudes con el tiempo actual, con la confinación, con la pandemia, con la sensación de vacío y soledad, con la cercanía o la ausencia de los ángeles, con los templos, con la libertad.
Los pájaros vuelan a su antojo, con gracilidad, se entrecruzan en sus movimientos sin aglomeraciones de materia. Su vuelo derrama el esplendor sin vacío, en diferentes direcciones. Es nuestra naturaleza protectora. La solidaridad es un ejercicio de libertad. El humanismo es una corriente de aire. Hay que tener muy claro que queremos o debemos salir de la caverna, tal vez en ella las sombras sean nuestra única esperanza.
El silencio es invocación y es alabanza.

Buen día



sábado, 28 de marzo de 2020

Día 14



Si el pueblo español se comportase como lo está haciendo su gobierno, sería muy triste. Pero el pueblo español le está dando una lección (o bofetada) a todos nuestros representantes. Creo que Europa no es nuestro futuro, como también creo que los sindicatos o la monarquía deben desaparecer. Son inútiles representaciones de un sistema que ha fracasado por su incompetencia o su ingravidez. El interés nunca debe ser el fin, ni siquiera el principio.
La mala gestión de los gobernantes la vamos a pagar todos los españoles. Esperamos levantar cabeza, o levantar la cabeza alguna vez. Todo esto que está pasando y que en el día de hoy se ha agravado, se debe en buena parte a la soberbia, al desconocimiento, a la ignorancia, y a la falta de previsión. Tenemos delante de nosotros a la naturaleza y no contemplamos la naturaleza, ni la escuchamos, ni la imitamos. Hay una antigua leyenda hindú que he recordado:
Una vez el gran sabio Nárada pensaba con orgullo que había logrado dominar a la perfección el arte y ciencia de la música hindú. Para moderar su orgullo, el dios Vishnu lo llevó a visitar la morada de los dioses. Entraron en un espacioso edificio en el que se encontraban muchos hombres y mujeres que lloraban y se quejaban porque tenían los miembros quebrados. Vishnu se detuvo y les preguntó la causa de tantas lamentaciones. Respondieron que eran los Ragas y Raginis creados por Shiva, pero que un sabio de nombre Nárada, ignorante de la verdadera ciencia de la música y poco hábil en su ejecución, los había cantado tan descuidadamente que sus facciones se habían distorsionado y sus miembros se habían roto y que, a menos que Shiva u otra persona competente los cantara en la forma apropiada, no tenían esperanzas de recobrar sus formas verdaderas. Nárada, avergonzado, se arrodilló ante Vishnu y pidió que lo perdonara.
Los raga son el principio básico de la música hindú, pueden ser, incluso, una imitación del canto de los pájaros, son sonidos que colorean y calman nuestra mente. Decía Aristóteles que el arte imita a la naturaleza. Ovidio o Apuleyo indicaron que el arte la supera, para Hegel la belleza en el arte supera a la belleza de la naturaleza, porque proviene del espíritu. Avicena (Ibn Sina) escribió “el arte es más débil que la naturaleza y no la supera”. Superar o no superar. Ahora es el dilema. Y nunca debe ser un dilema. Pero hay que seguir, aunque no sea en este proyecto de país, hay que releer y hay que reescribir. Algo así como el mito de que el cisne solo canta antes de morir.
Pensemos, seamos, pero nosotros. Olvidemos a nuestros representantes, expulsémoslos de nuestras vidas, “…pues pensar y ser son lo mismo” (Parménides: Sobre la naturaleza, 3,1).
El silencio es el raga de nuestras actuaciones.

Buen día



viernes, 27 de marzo de 2020

Día 13



Dicen que la esperanza tardará al menos dieciocho meses. También indican los expertos que se aguarda una segunda oleada en el mes de octubre. Salgo a fumar a la terraza, aunque minúscula, la terraza es una esperanza. Imagino que los coches son libros, y les pongo nombres: Infierno, Paraíso, Infierno, Paraíso, …
Los vehículos debidamente estacionados son el infierno, los que circulan, pocos, son el paraíso. El infierno abunda, el paraíso escasea, y su tiempo de disfrute es muy escaso: dura tan solo el tiempo que tardan en cambiar de color los semáforos.
Pero como indica Cervantes en El Quijote: “Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres, pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias: vuestra merced se reporte, y vuelva en sí, y coja las riendas a Rocinante, y avive y despierte, y muestre aquella gallardía que conviene que tengan los caballeros andantes. ¿Qué diablos es esto? ¿Qué descaecimiento es este? ¿Estamos aquí o en Francia? Mas que se lleve Satanás a cuantas Dulcineas hay en el mundo, pues vale más la salud de un solo caballero andante que todos los encantos y transformaciones de la tierra”.
El silencio es nuestra única esperanza, la meta para alcanzar el paraíso.

Buen día



jueves, 26 de marzo de 2020

Día 12



La cultura, como la sociedad, otorga privilegios por el procedimiento de la duda o de la indecisión, pero también indemniza a sus fieles. Es la venta de mercaderías, de favores y de sensaciones. En estos días de confinamiento observamos el daño que las redes sociales hacen a nuestras conciencias, los profesionales del desprestigio y los embaucadores se encargan de ello. Y todos, absolutamente todos, son tan peligrosos como los estafadores. Hacer creer aquello que no es, no solo es un engaño, es como un robo, son los ladrones de la veracidad.
Social, cultural. Cultural, social. ¿Existe algo más? Un gobernante es un representante social ajeno a la cultura. Gobernante. Representante. ¿Cultura?
Todo cuanto podrían controlar (que no erradicar), pasa a estar descontrolado. Me recuerdan a la errónea y clásica división social: progresismo y conservadurismo. Y viene a la mente la cultura progresista y la cultura conservadora. Y la cultura desaparece si es catalogada, adjetivada, enmarcada entre las columnas de un templo, de cualquier templo.
Las imposiciones en nuestras vidas deberían estar prohibidas, lo bello es la provocación de discrepancias. Pero las redes, la cultura, la pandemia…, todo son imposiciones. Y la más mínima imposición empobrece la libertad, la restringe.
El silencio nunca será conservador. El silencio nunca será progresista.

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Buen día



miércoles, 25 de marzo de 2020

Día 11



Las guías de viaje en este tiempo son buena compañía. No para leerlas, sino para contemplar las fotos que en ellas aparecen con mejor o peor resolución. Los días de confinamiento hablamos menos, pero contemplamos más. Dice Luri en su libro Sobre el arte de leer que es necesario hablar bien para leer bien. Y he recordado el párrafo del capítulo 5 de la segunda parte de El Quijote: “Mirad, Sancho —replicó Teresa—, después que os hicistes miembro de caballero andante, habláis de tan rodeada manera, que no hay quien os entienda”.
Contemplar es la primera fase de nuestra meta. Contemplar y no ver, hay gran diferencia. La segunda fase es atender. Después de la contemplación (o en ella) la atención hay que ejercitarla. Por último, entender. No se alcanza el entendimiento sin atención, tampoco sin contemplación.
Gran parte de la cultura actual está carente de contemplación, de atención y de entendimiento. Y aunque se ausente uno solo de esos aspectos, la cultura pierde su esencia, o lo que es lo mismo, deja de ser cultura.
La sociedad estaba inmersa en dar importancia a cuestiones de segunda, de tercera y hasta de cuarta categoría, asuntos que estaban fuera de su propio contexto, incluso que, por sí, nunca eran contextos. Pero cuando el problema entra por las puertas de nuestros templos, y hace daño, entonces cambiamos, o intentamos hacerlo.
Un error actual es que ese cambio nos hace más introvertidos. Y hay que tener en cuenta que seremos realmente libres cuando dejemos de fijarnos en nosotros y lo hagamos con los demás y por los demás. Contemplar, atender y entender.
El silencio es contemplar, es atender y es entender.

Buen día



martes, 24 de marzo de 2020

Día 10



Toda ilusión deriva en masoquismo. Y lo hace para el que se cree la ilusión, que suele ser a la vez su propio creador, siga ilusionado. Una ilusión es como la llama de una vela que, una vez encendida, se mueve de un lado a otro, de arriba a abajo, hasta que se consume la cera, o la propia cera derretida consigue apagarla. En ocasiones la mecha de la vela es deficiente y, nada más encenderse, la apaga la cera líquida.
Cuando era joven me enseñaron que la información es poder. Hace años descubrí que el poder radica en la desinformación, en la mentira. Ni un solo país del mundo entrega veraces sus cifras de la pandemia. Ni uno. Y esto se hace para disponer que una información que ya no otorga poder, y a su vez, generar una desinformación que contente a sus ciudadanos. Aunque resulte catastrófico, siempre será un mal menor, será mentira.
La ilusión provoca masoquismo, en los gobernantes, en los ciudadanos. Nadie puede representar a nadie y, si lo hace, tiene que manifestar, en algún momento de su vida, arrepentimiento. Resultará humillante reconocer los errores a corto plazo, sería una posición insostenible y nada defendible.
El ser humano, no hablo aquí del ciudadano, debe obtener respuestas satisfactorias y reales para que su vida fluya en armonía sin necesidad de ilusiones. La desinformación es la gran amenaza, no nos confundamos.
El silencio solo tiene dos caras: la cara del silencio y la cara del silencio.


Buen día



lunes, 23 de marzo de 2020

Día 9



El cielo cambia de color, las nubes no dejan que el sol ilumine los días. Esta primavera es un invierno que sigue teniendo frío.
Somos templos. Todos somos templos. Nuestro santuario posee muchas puertas, vanos por donde entran y salen los seres a su antojo, con la libertad de visión y la ausencia de transmisión. Y a pesar del multitudinario movimiento estamos solos.
Estamos solos.
Nuestra compañía es la ausencia, es nuestra libertad. Lloramos de impotencia por los demás, que somos nosotros mismos, y cerramos los ojos. Comienza a llover. Unas gotas minúsculas que no entran por las puertas de los templos, prefieren aguardar, entretenerse, respirar.
Estamos solos.
Comenzamos a respirar con los ojos cerrados. Comenzamos a morir con los ojos cerrados.
El silencio es el inicio, solo el inicio.



Buen día



domingo, 22 de marzo de 2020

Día 8



Mörike nos describe a Mozart como un gran conversador, el autor, nacido en Ludwigsburg en 1804, pretendía realizar un retrato moral del creador de La flauta mágica. Y lo consiguió. Lo hizo en su obra Mozart, camino de Praga. Interesan muchos los poemas de Mörike, y las Mörike-Lieder del compositor Hugo Wolf.
Cuando escucho los aplausos de las ocho acudo a los versos de Mörike: “Das, was du da siehest, ist Totengeleit, / Und was du da hörest, sind Klagen”, (Lo que ves es un fúnebre cortejo, / y lo que oyes son lamentaciones).
Existen diferencias entre un político y un estadista. Un país, para su correcta gestión y su representación acertada, precisa disponer de buenos estadistas y, en su defecto, de estadistas. Nuestro país, desde el nacimiento de la joven democracia, se ha ido llenando de políticos. Lo han inundado todo. Y el resultado es visible. Solo tenemos políticos.
Pero todo esto nos está sirviendo para ser aún más españoles, más europeos, más universales, y sobre todo más humanos. O deberíamos. Aunque ayer, el Día Mundial de la Poesía, las redes se inundaron de imbecilidades. ¡Pobre poesía! Parece que no sirve el confinamiento en el género, y debería. También ayer, 21 de marzo, fue el Día Mundial del Síndrome de Down, por si alguno confundió una cosa con otra.
El silencio es la lamentación de nuestro cortejo.



Buen día



sábado, 21 de marzo de 2020

Día 7



Que Italia tenga más muertos que China es falso. No creo que nadie con uso de razón atienda a esos datos. Lo que estamos viviendo tiene su punto de dictadura, en este caso de dictadura de la desinformación. Las noticias nos llegan con cuentagotas, cuando llegan, y ¿qué llega? Por dar unos datos China Mobile perdió en febrero de este año casi ocho millones de usuarios, y China Telecom perdió más de cinco millones en el mismo periodo.
He escuchado a Pedro Sánchez, la comparecencia del presidente esta noche me ha defraudado más que la del rey el otro día. Cerraba los ojos y no sabía si hablaba el presidente del gobierno de España o una teleoperadora de esas que llaman en horas intempestivas y cuenta las grandezas y ofertas de su compañía. Porque España, para algunos, es solo una compañía, y no un país donde los españoles se dan las manos desde los balcones, se apoyan y se animan, y valoran el esfuerzo y la dedicación de los servicios públicos, enormes, generosos.
Cuenta Chrysander que la duquesa Sofía de Hannover murió de pena en 1714. No dispuso tal vez, en aquellos tiempos, de los recursos de la sociedad contemporánea, poseía libertad, y aunque la libertad no es un bien cultural, existía antes sin comprender su valor y su protagonismo. El sufrimiento humano y la cultura parecen tener el mismo origen, esto es de Freud.
El silencio es la evolución progresiva de nuestra generosidad.



Buen día



viernes, 20 de marzo de 2020

Día 6



“En la primavera de 1498, cuando Cristóbal Colón se propuso salir de Sanlúcar en su tercer viaje de exploración del Nuevo Mundo, se vio forzado a demorar la partida de sus seis barcos hasta el 30 de mayo, porque sus marinos habían ido al Rocío y tardaban en volver”. Lo escribía James A. Michener, en su libro Iberia. Viajes y reflexiones sobre España.
Estamos en primavera. “Es el sonido de Sevilla en primavera, uno de los sonidos más persuasivos que he oído en mi vida”. También lo dejó escrito Michener. Pero este año es diferente, como lo son las nubes, todo es menos convincente.
Detrás de toda persona hay una historia. Y esa historia es, y esa historia existe. Hoy leí una frase de alguien, de una persona, uno que ha acertado: “No volverás a la normalidad porque la normalidad era el problema”.
El océano canta siempre. Creo que es de Marina Tsvietáieva.
El silencio es este año nuestra nueva primavera.



Buen día



jueves, 19 de marzo de 2020

Día 5



Nada es lo que parece. Nunca nada es lo que parece. Pero lo más curioso es que nadie es lo parece o aparenta tampoco. El mundo virtual se ha llenado de diarios o escritos sobre los días de aislamiento. Más que desarrollo sigue habiendo postureo, un falso postureo que no se presenta con fotografías sino con palabras. Palabras. Vacíos. Huecos.
Me sorprende la reacción de los medios y de los políticos ante el mensaje del rey. ¿Qué van a decir los medios y los políticos? En plena crisis social no tienen más remedio que enaltecer esas palabras, vacías, huecas.
He vuelto a escuchar el mensaje, por si me hubiera equivocado y en vez de oír a Felipe VI hubiera hecho lo propio con el musical Bohemian Rhapsody. Pero era él. Eran sus palabras, sus gestos fingidos, sus posturas, el movimiento medido de sus manos, la expresión. Nada ni nadie es lo que parece.
Escribía Hermann Broch en Los inocentes: “El hombre no vale nada y su memoria está llena de lagunas que nunca podrá volver a llenar. Hay que hacer muchas cosas, las cuales luego se olvidan, a fin de que lo hecho sirva de soporte a lo poco que después se recuerda. Todos olvidamos el trabajo cotidiano.”
A veces pienso que esperamos que un hada nos visite, que nos llene de todo cuanto necesitamos, que nos haga feliz, aunque sea por un instante. Pero esto va a durar mucho. Muchísimo. Poco a poco iremos convirtiéndonos en inadaptados, en productos de un éxito ajeno, en mascarillas, en guantes, en inocentes que tropiezan con un reguero de pólvora, que caen a causa de la tortura y de la inquietud.
Dice Broch: “Los discípulos quedaron, confusos, en silencio. Pero como el rabino no volvió a hablar, sino que permaneció sentado con los ojos cerrados, se marcharon calladamente.”
El silencio nunca será vacío si se busca lo bello.



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Buen día



miércoles, 18 de marzo de 2020

Día 4



Una de las personas que más admiro ahora chochea. Desconozco si la culpa es del aislamiento o de la edad, pero chochea. Desde que cerré la puerta solo intentan abrirla. Y es molesto sujetar la puerta para impedir que entren, y hacer fuerzas, y gritar, y comunicar que la puerta está cerrada desde hace mucho tiempo.
Mandé el artículo de mañana al periódico, y en él indico lo acertado de la actitud del rey en relación con el comportamiento de su padre. Pero hoy he escuchado al rey. A las nueve. Y tras la comparecencia me pregunto si el rey de España no debería plantearse dejar de ser el rey de los españoles. Creo que ganaría enteros, y medios, y cuartos. Y españoles, ganaría españoles.
Estamos viviendo como se vive en una dictadura, sin libertad. Y al igual que en Corea todos aplauden a su líder supremo, aquí cuando habla el presidente o el vicepresidente todos los acólitos acogidos a su esclavitud, se ponen a escribir en redes lo magnífico de sus intervenciones.
Leí hace unos días que los asesores del presidente del gobierno son asesores políticos y no hombres de estado. Y así nos va. Esto es como las mediciones de audiencia en la prensa, en la televisión o en la radio. Los asesores buscan tan solo esas altas audiencias, y que estas se conviertan en votos. El estado, la nación, los habitantes, son números que importan poco. Pero los asesores nunca pensaron en la posibilidad de que llegara una pandemia. Y aquí no tienen valor las audiencias, ni los asesores.
Vivimos en un mundo feliz. Pero hay que ser libres, y hay que ir a las librerías, aunque permanezcan cerradas. Aquellos que son malas personas seguirán siendo malas personas. E intentarán abrir las puertas que también están cerradas.
El silencio es la mayor manifestación de libertad.


Buen día



martes, 17 de marzo de 2020

Día 3



Anoche tuve un sueño. En él aparecían las personas que habían provocado esta pandemia en el mundo. Y lo más sorprendente es que ellos se habían vacunado hacía meses contra el virus. Son los mismos que llevan décadas destruyendo los valores morales, los que intentan generalizar la degeneración, son unos poderes que, por un momento, resultaron visibles en mi sueño. Transparentes.
Un nuevo día. Igual que los anteriores. Poco o nada ha cambiado, la rutina en silencio que se rompe a los ocho con los aplausos. Espero que el mundo cambie, que nos abandonen los pesimistas, que hagan lo propio los optimistas, que solo permanezcan en él los decepcionados. Cioran escribió algo así, o parecido, esto que indico no tiene mérito. Pero es lo que pienso en la propia decepción.
Leo El Quijote, no solo me entretiene, sino que me alimenta. La diferencia entre entretenimiento y alimento es grande, es decepcionante. Evito cualquier lectura contemporánea. Cuando tomo un libro actual entre las manos se me aparecen los rostros de aquellos que han provocado esta pandemia, esta degeneración, esta inversión de valores hacia el optimismo y el pesimismo, cuando lo que realmente importa es la decepción.
Hoy llovía. De forma desigual, pero llovía. Salí a pasear con la excusa de comprar y seguía lloviendo. Cuando alguien me habla escucho su voz de forma diferente, con eco, como si esa voz habitara en un segundo o tercer plano, y el tono, ese eco, tuviera consonancias metálicas. La voz también decepciona. Los optimistas publican en las redes. Publican en las redes. En las redes. Decepcionan.
El silencio es el inicio de nuestra decepción.

Buen día



lunes, 16 de marzo de 2020

Día 2



Dicen que en los momentos difíciles cada cual se refugia en aquello que le llena. Recuerdo el Evangelio de Felipe: “Las palabras con que nombramos las realidades terrestres engendran una ilusión, desvían al corazón de lo que es real hacia lo que no es real”. Y en el mismo evangelio apócrifo se puede leer: “Todas las palabras que escuchamos en el mundo están ahí para decepcionarnos”. La verdad se nos oculta, suele ocurrir siempre. Pero los que dicen llenarse de algo se engañan.
El ruido del lunes sigue siendo ruido. Pero es un lunes diferente, como si el golpe del viento en la persiana hubiera inundado de pesimismo nuestras vidas, nuestras ilusiones. Nos hemos contagiado todos, lo hemos hecho de amargura, de impotencia, de irresponsabilidad. Queremos culpar a alguien, pero no sabemos qué significa la palabra culpa. Tal vez unos se llenen de esa culpa y otros lo hagan del silencio.
Los buenos momentos son un bien escaso, y de duración muy limitada. Haces balance. Intentas fingir. Intentas leer. El vecino sigue empeñado en destruir la concordia, la consonancia. Es una forma de asesinar el equilibrio, y sin equilibrio no existe la armonía, habita la desproporción.
Nunca me han gustado ni las banderas ni los aplausos, pero somos animales domésticos, y ahora vivimos en jaulas, esperando la llegada de la primavera para saborear la luz.
El silencio es nuestra conciencia, pero también es nuestra confianza.


Buen día



Día 1



Cicerón era sincero en sus textos. Seguro que miraba a los ojos cuando conversaba. A Cioran le gustaban los escritos que versaran sobre las dificultades y no los que manifestaban ideas.
El silencio solo se rompe con Rajmáninov, con La isla de los muertos. Desde la terraza los semáforos cambian de color sin que pase un solo vehículo. Enciendo un cigarro, cierro los ojos y, al abrirlos de nuevo, pienso que todo lo que ocurre es un mal sueño, como un apocalipsis contemporáneo. Vuelvo a cerrar los ojos. Se encienden las farolas a su tiempo. El camión de la basura hace mucho ruido, aunque esté a varias manzanas de distancia. El ruido interrumpe. Lo vuelve a hacer. El vecino de al lado golpea las cuerdas de una guitarra para matar el aburrimiento, y de paso, la armonía. Vuelvo a cerrar los ojos.
Cicerón logró sobrevivir, también Cioran. Y Rajmáninov.
No mirar los ojos del interlocutor me aterra. Ahora la distancia que existe entre los cuerpos es mucho mayor que la habitual. Y los ojos se cierran, se agacha la cabeza y se evita el contacto visual. Cualquier otro contacto ya no existe, tan solo ese saludo artificial que no convence a nadie, condiciona.
Las horas pasan más despacio. Al principio la imaginación era la protagonista. Ahora lo es el silencio. Hay que abandonar las ideas y centrarse en las dificultades.
El silencio es nuestro instinto de supervivencia.