lunes, 31 de diciembre de 2012

El año de los mayas



El falso reflejo



LAS gotas de agua son insignificantes aunque esta molesta lluvia nos pone perdidos. No dejo de toser. Nunca busco claves nuevas ya que desde el origen siempre he vivido de la misma manera, he escrito lo idéntico y pienso como siempre: todo es mentira o acaso un reflejo en el espejo a la entrada del laberinto. El falso reflejo.

No me interesa nada más. El principio de justificación me resbala y los nuevos valores los arrojo, con dos manos, a las plantas aromáticas.

Tengo un amigo que tarda mucho en reaccionar. Es consciente que debe modificar sus hábitos, los planteamientos, pero nunca arranca. Deseaba hablar con su padre, con su hermana, se iba a sentar con unos asesores para que le aconsejaran. Murió de rabia sin intervenir en los conflictos.

Durante las últimas semanas (y de eso Marco Aurelio puede dar fe), he consolidado mis creencias: odio la compañía y en casa respiro un agobio que se hace visceral. Sigo viviendo con las arañas aunque se han ido haciendo prescindibles. Las sombras abren la nevera a su antojo y el ángel negro ha tomado cariño a una serie de la tele y siempre está sentado en el sofá.

Salgo, a menudo parto a respirar la soledad. Llevo unos cascos que eviten el ruido y me permitan escuchar lo de que deseo oír. Piso bellotas. He colocado una butaca reclinable junto al árbol de dios. En su tronco he colgado el espejo del marco verde que ya está arreglado. La alcayata que lo soporta es grandiosa y excelente.

Mientras me tumbo a contemplar mi estado oigo a dios. Habla bajito: Puta vida, puta vida.

domingo, 30 de diciembre de 2012

La Ser (30 de diciembre de 2012)


Se puede escuchar AQUÍ.
 

Pasen y sean



LOS ignorantes, aquellos hacen listas o piden donativos. Simplemente han dejado de ser un tiempo. Lo hicieron hace mucho pero ocurre que los seguidores mantienen viva la llama. Cuando se acabe la leña se cerrará la puerta de la chimenea y dejaremos de ser otros para ser únicos. Y no estarán los ignorantes. ¡Menos mal! Morirán mucho antes por maléficos.

Se siguen empeñando los imbéciles en justificar la existencia de dios. Y dios, ese ser entrañable, poseía una capacidad en grado sumo, algo extraordinario. Él era un ser mágico. Se bebía los MM de dos en dos, amaba las pizzas y los conguitos.

Los cretinos no pueden aceptar esta interpretación. Hubieran hecho el gilipollas durante muchos años. Pero lo han hecho y nadie se ríe de ellos. Ni de Mahoma, de Buda, de aquellas personas (personas) con unas capacidades sobrenaturales (somos tan limitados). Simple y magistral.

Llego a la cuarta dimensión, al centro. Un instante. Pero paso de todo. Nada es lo que parece. En esta tarde de marzo mi hijo Jaime me lee el manuscrito original de Cadáveres y rosas. Tiene una doble dedicatoria: A la memoria de Loreto y para Guadalupe Grande. Así es. Poemas extensos. Aproveché uno en un libro, el resto es tan inmenso que permanece en los cuadernos marrones, ahora desgastados por la humedad de las mudanzas.

Hablo con dios, pero no con ese dios al que momifican, con el dios verdadero. Aquel que vivió conmigo y ponía la lavadora y leía a Parra. Veo su árbol que es su tumba. Todo es mentira para los otros.

Recuerdo que había miedo, y llanto. Recuerdo que todo era pequeño. Desde entonces permanezco en la puerta dando la bienvenida. Están ustedes invitados a la creación, al paraíso. Pasen y sean.

sábado, 29 de diciembre de 2012

"En cuatro días"



Ser uno mismo siempre,
acostumbrarse a ser o a no ser nada,
olvidar que uno tiene apenas cuatro días
para cambiar el mundo
o vivir o ser algo,
y hundirte en la miseria
con los mismos motivos que llevan a la fama,
en sólo cuatro días.

Y llevamos muriendo varios años,
pensando que el acierto de ser hombre
no es más que un enunciado metafísico,
y no eres más que un pez
o una estrella o una nube,
y no eres más que un alma del siglo dieciocho,
porque vivimos apenas cuatro días,
los mismos que nos llevan
a agradecer la vida.



De Última cordura, Betania, Madrid, 1993.

 

De ayer




Fuente: El Jueves

Los necios



ADMIRO la fe ciega en el lenguaje, solo en el lenguaje. Todo lo demás dejó de existir una noche de diciembre mientras observaba, esperaba, no podía contemplar ya que no había nada que contemplar. Visité el paraíso en tres ocasiones. La primera fue un viernes, la segunda un lunes y la tercera no lo recuerdo bien. No poseo testimonios.

Odio la indefinición. No la soporto. La cantidad de tonterías que escriben o dicen los más sobrios, aquellos se dejan ver con el perro o el libro, lo mismo da, es lo mismo.

He leído la crónica de un supuesto autor alabando a escritores. ¿A escritores? Menciona a uno y a otro, un familiar muy cercano recibió sus favores. ¿Dónde está la literatura? Todo es mentira, nada es lo que parece ser, ni siquiera en el subconsciente. Ni allí, es simulado.

Tengo miedo, siento pánico. Te sientas frente a mí con la sinceridad, las manos cruzadas y una mirada baja. Comienzas a hablar a la defensiva, como Alejandro Magno. Y cuando visito Macedonia, me espera Plutarco a la puerta de casa, de su casa, para hablar de retórica o del Oráculo.

Odio la falsedad, aquellos que alaban o reprimen por formar la legitimidad. Cada día descubro un nuevo mito, desde hoy existirán las ficciones, las excelencias y las cualidades, aunque solo las extraordinarias. No concibo la aseveración, ni la razón. Amo el paseo hasta la puerta del laberinto. Y me quedo ahí, en la entrada.

Estoy solo. Deseo estar solo. Odio la compañía, la voz al oído y al necio. ¿Hay algo más perro que una mascota o un libro falso? Si debo responder digo sí: la poesía Javier, la poesía escrita por los necios.

viernes, 28 de diciembre de 2012

En cuatro días



A MARCO Aurelio le dedico un espacio y un tiempo. El mismo que a Epicteto. ¿Meditar o disertar?

Dejamos de ser tiempo, solo espacio. Pero el espacio es uno y el tiempo es infinito. Ocurre que el tiempo debe ser concretado en el espacio único. Y la naturaleza, aunque sea contemplada externa o internamente, tiene un fin y un principio.

La poesía se asemeja más al tiempo que al espacio, aunque figure en él. Dejar de ser es tiempo, ser es espacio.

Sigo en 1986, he comenzado a escribir un poema. Ser uno mismo siempre, / acostumbrarse a ser o a no ser nada, / olvidar que uno tiene apenas cuatro días / para cambiar el mundo / o vivir o ser algo, / y hundirte en la miseria / con los mismos motivos que llevan a la fama, / en sólo cuatro días. // Y llevamos muriendo varios años, / pensando que el acierto de ser hombre / no es más que un enunciado metafísico, / y no eres más que un pez / o una estrella o una nube, / y no eres más que un alma del siglo dieciocho, / porque vivimos apenas cuatro días, / los mismos que nos llevan / a agradecer la vida.

El poema se titula “En cuatro días”. Apareció publicado en Última cordura (1993). ¿Meditar o disertar? Nunca logré controlar la diferencia, ni siquiera la variedad o la controversia que provocan las dimensiones. Incluyo al tiempo, el espacio habita en el ser.

No salgo de los cuatro días, del ser, del no ser, ni del dejar de ser. Vivirás en el mundo si no estás en el mundo. Contemplarás la naturaleza aprendiendo a contemplar la naturaleza. Serás, aunque sean cuatro días, si dejar de ser tú para ser uno mismo siempre.

Marco Aurelio, Epicteto, Platón. De fondo suena María, sigue montada en la bicicleta blanca. Dice que no tiene frío y que fuera es, dentro deja de ser.