Cuando el alma siente un vacío, debe llenarse. Es decir, desea lo contrario de lo que experimenta. Platón, Filebo, 35 a.
martes, 31 de diciembre de 2013
Silencio y soledad
Cuando el alma siente un vacío, debe llenarse. Es decir, desea lo contrario de lo que experimenta. Platón, Filebo, 35 a.
lunes, 30 de diciembre de 2013
domingo, 29 de diciembre de 2013
Dragón
Pensó en una palabra, no precisaba más para conocer la situación real
del mundo. Todo aparecía reflejado en su rostro: dragón.
sábado, 28 de diciembre de 2013
El móvil
Buscaba en la basura y sonó el móvil. Acudió
al contenedor de papel para hacer la lista de la compra.
viernes, 27 de diciembre de 2013
Dualidad
Y las gafas no gustaron a Diego.
ADN con María.
Y nuevo, novísimo. Julieta 21 con María.
"Ella", Julieta 21.
ADN con María.
Y nuevo, novísimo. Julieta 21 con María.
"Ella", Julieta 21.
Fin de ciclo
Le he regalado a Diego unas gafas de sol. Los presentes suelen
adelantarse a las despedidas. Preparo un fin de ciclo, una contradicción que
evite la desgana, como una leyenda. No hay tabaco, ni whisky, ni luz en casa.
Recibo una foto de las cuatro piedras. Otra de E., y unas cuantas de
un acto, las envía otro Diego, donde hago el carajote. Ni lo recordaba. Entre
amigos la libertad se rompe en desconcierto.
La existencia del centro indudable es evidente. A él aspiramos. Muchos
autores clásicos se acercaron, incluso algunos consiguieron tocarlo. Leo poesía
contemporánea para buscar matices, desvíos, para saber de ella simplemente.
Nuestro objetivo es claro. No deseamos nada más que ese acercamiento,
seguir soplando velas y una pizca de calorcillo
humano que abrazo y retengo. Nos hace libres.
Las gafas no han gustado. Siempre las usa de marca y las mías las
compré a un chico de color en el centro. Daban el pego. Como los versos de los
poetas que obtienen galardones y convencen al jurado vendido. Dan el pego pero
de centro nada.
Toco las piedras. Una de ellas, la azulada, desprende un calor
intermitente. Aprendo por momentos. Aquello en lo que pensaba y admiraba ha
perdido la esencia. La verdadera esencia. La voluntad la dejo en el camino de
los atareados, y toda la mentira la arrojo al camión de los despojos, donde
habita el olvido y la falsedad. Me alejo del falso circo de los gladiadores, de
la no poesía y de los intereses
humanos. Solo acepto los propósitos de dios,
de mi dios que nunca será tu Dios.
Leo poemas de otros que admiraba y los encuentro vacíos, llenos de eso
que denominan falsedad lingüística. Preparo un fin de ciclo.
jueves, 26 de diciembre de 2013
Sainetes y entremeses
La bondad y la maldad se dan la mano en la mentira. Juntos caminan en
aparente orden y equilibrio, pero sin armonía se invierten los valores. La gran
farsa de la literatura solo es banalidad. Ni siquiera llega a ser pieza cómica.
Sainetes y entremeses.
Para eso ha quedado la literatura. Un cruce de expresiones en
apariencia correcto que desprende una oleada de ineficaces críticas. Se
descubre a un autor extranjero, que acaba siendo más famoso en España que en su
país de origen, y se olvidan los clásicos, no se lee a Séneca, a Cicerón, a
Homero, a Fray Luis, a Quevedo… Si se lee a Juan Ramón se observan en él a
Novalis, y a Rilke, y a Platón.
Trasladar a los grandes a la literatura propia es la meta, la única
esencia del centro indudable. Todo lo demás son esos sainetes y entremeses,
elementos en conflictos bondadosos o malvados, mentiras al fin y al cabo.
La revelación solo acude si te adentras en la tierra húmeda, en la
naturaleza, en el escepticismo, en la negación personal. Dejar de ser para llegar
a ser. Todo lo demás es falsedad y egoísmo, es sencillamente mentira.
miércoles, 25 de diciembre de 2013
Más sobre Adonáis
Hoy me han regalado un ejemplar de las memorias de El Vivillo, de 1911.
Su estado de conservación es excelente. Joaquín Camargo Gómez, El Vivillo, en
la foto que acompaña a la obra recuerda a un mexicano valiente y suntuoso.
A pesar que los siniestros se hayan hecho pajas mentales y físicas, mutuamente,
por sus culpas o sus admiraciones –lo mismo da-, y hayan defendido, y
justificado, e ignorado la realidad más evidente, lo de Adonáis es real y
verdadero, por decir Adonáis, podría ser cualquier otro galardón.
Todo esto me ha servido para descubrir que hay una serie de ignorantes
escondidos entre la mansedumbre. Nunca fueron amistades, solo planificaban los
intereses en base a la ignorancia, la suya propia. Desean el triunfo en vida
por encima de la mediocridad. Esos seres
que proyectan sus acciones al éxito a base de visitas al circo de los gladiadores
y desean, por encima de todo, los aplausos del público más patético.
Digo a Diego que sigo soplando velas en su honor y en el de María. Leo
solo a Nietzsche. El calor humano es lo único que importa, el calorcillo humano. El salón huele a gloria y la sensación de
velocidad la he aparcado en el porche, junto al nido de rabilargos. Hay
ocasiones en las que amanso a los animales, a los seres a los que la naturaleza
otorga esas señales.
El mundo es extenso, inmenso. No se conforma con la mente hueca y
limitada de unos cuantos patéticos. Soplo las velas, las que huelen a canela, a
lavanda, a mirto e hierbabuena.
Lo imposible sería tu forma de besar que es invencible. Todo lo demás
es mentira. La moral incorrupta, un hacer diario y permanente en soledad y
silencio.
Hasta que entiendan, si es que desean o puedan hacerlo, no dejen la
preselección del premio en manos de alguien que prometió que nada iba a cambiar,
lo dijo hace muchos años. Es como vencer a la rabia, que es invencible, no
deben olvidarlo.
El salón está desordenado. Los libros de Juan Ramón y de Parra andan
por el suelo. Leopardi, Mariscal y Rosales ocupan un espacio. Lo demás no importa, es nada. ¿Para qué hablar de ello si es nada? ¡Menéndez eres un gilipollas! Lo dice
Joaquín Camargo Gómez, El Vivillo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)