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lunes, 18 de junio de 2012

Sensus communis


LO único que nos quedaba en este país era el sentido común. Pero se lo están llevando a paraísos fiscales.

Toda persona que comete un delito debe ser juzgada, sea de la naturaleza que sea. Pero hasta en la justicia hay ladrones.

La educación y la sanidad, con el trabajo digno y decente de miles de españoles, es soportable. Y eso es sentido común. Mira por donde estos políticos de pacotilla, apoyados por banqueros basura y jueces sin criterio, intentan acabar con ellas.

El sensus communis es humildad y sensibilidad. Para ser político hay que venir con la tarea de casa realizada. Y desde luego abandonar el apetito que tanto gusta a los ladrones, chorizos, mangantes y demás seres despreciables que gobiernan en España, en Europa y en la humanidad.

Pienso que nuestros gobernantes deberían ser filósofos. Al menos sabrían valorar la necesidad y abandonarían la tendencia materialista de la especulación.

 

miércoles, 13 de junio de 2012

El problema de Europa se llama Des-Unión Europea


NO hay unión en Europa, el norte y el sur están separados por una inmensa frontera imaginaria. No hay crisis financiera, hay crisis política que provoca un cataclismo en las economías del eurogrupo.

Antes de solicitar un rescate, cumplir los objetivos desmesurados y soberbios, recortar por recortar sin dejar margen al crecimiento (aunque leve, debe haber crecimiento y confianza), se deben poner las cartas sobre la mesa le pese a quien le pese.

Para Alemania, ni Italia, ni Grecia, ni España han sido Europa nunca. Nos observan como lugares de esparcimiento, inmensos territorios de ocio y negocio especulador, pero nunca como miembros de pleno derecho de una Europa unida.

Nosotros, ante la banal confianza, tampoco hemos pensado que estamos en Europa. Simplemente hemos comparado la diferencia de moneda y siempre hemos pensado en pesetas.

Cuando Europa esté unida, se cree un sistema financiero común, se respeten las diferentes ideologías políticas y las singularidades de cada país, entonces seremos Europa, una Europa unida de verdad.

Creo que vamos tarde, y esto debía haberse hecho hace cinco años. Ahora todos son trabas y ajustes y planes. Tapar parches, que en eso Merkel (le gusta que la llamen Dorothea) es una gran experta, sobre todo si se hace a costa de los países del sur, nuestro sur verdadero. 

sábado, 9 de junio de 2012

Tercera Guerra Mundial: la arbitrariedad


MI madre era una buena mujer. Tenía un exquisito don sobre las personas. Les ayudaba, lograba visionar y arreglar todo lo permisivo. Cada ejercicio deterioraba su salud física, pero el interesado recibía beneficios.

Aquellas cuestiones de difícil resolución le llevaban más tiempo de la cuenta. Una duración posesiva e indiscriminada. En alguna ocasión la pude contemplar baja de forma física. El trabajo había sido excesivo.

Días antes de morir, ese fatídico enero de este año, me comentó con voz muy baja: “Hijo, ha comenzado la tercera guerra mundial”. Prosiguió: “Ahora las guerras se hacen de otro de modo, no son batallas, dependen de la arbitrariedad”.

No he parado de dar vueltas a sus palabras cercanas. La tercera guerra mundial ha comenzado. Son luchas políticas, caprichos premeditados, rescates financieros. Todo está determinado: Grecia, España, dentro de poco Italia. El Sur verdadero, la esencia y el origen, molesta al norte.

Se mantiene la discordia, el mal gusto, la invasión. Se precisa de una fuerza superior capaz de reconducir las voluntades. La pasividad es sinónimo de efervescencia. Hay que actuar, eliminar todo aquello que sobra y comenzar de cero con una paloma en la mano y una historia que no enseñarán en los centros educativos.

Hoy no hemos perdido a un presidente de gobierno, hemos dejado de ser España.

En Europa hay una luz que habita por encima de todos los principios. Dice llamarse nube. Parpadea con el sol. Junto a la luna tiembla, pasa frío. La ausencia de esa luz se llama arbitrariedad.

jueves, 10 de mayo de 2012

Nunca de látex


SE ha intervenido Bankia para poder pagar el finiquito de Rato. Y también, para que los chorizos de su consejo de administración reciban sus sueldos millonarios mensualmente. Inútiles e ignorantes sin estudios, de partidos políticos y sindicatos, que cobran hasta 700.000 euros al año por tocarse los güevos.

Nunca sabremos la realidad. Lo de Bankia estaba cantado, y se sabía desde hace mucho. Pero como a nosotros nos tienen condenados al ostracismo, y solo nos cuentan lo que desean que sepamos, pues eso. Que nos la dan con queso, y de gruyere.

En el momento que la política se introduce a controlar los bancos o cualquier otra empresa que funciona, se la cargan. Cuando se politiza algo se destruye. Por eso los presocráticos pensaban. Ahora pensar es de inútiles.

Hace falta una renovación de nuestro sistema financiero, un eje paralelo que invite al nuevo nacimiento. Algo así como las antiguas Cajas de Ahorros, los Monte de Piedad, pero sin políticos. Al servicio del pueblo.

Invito a todos a que saquen sus ahorros de los bancos.  Van a cobrar hasta por apuntar los conceptos. El colchón es la medida más segura, pero ojo, nunca de látex, que suena muy triste.

En los labios blancos


PLATÓN, en un momento de lucidez genial, habla en el Fedro de la vuelta a empezar: “en todas las cosas hay un único principio del que hay que ocuparse correctamente, en caso contrario nos llevará al equívoco”.

Una guerra es el comienzo de un fin premeditado. Esa vuelta a empezar que refería Platón, provocada por los errores motivados por aquellos que no se ocupan correctamente de sus actos propios y ajenos. Lo que nos lleva ocurriendo en nuestro mundo varios años.

La única salida es el nuevo nacimiento, ajeno a los partidos políticos, a las turbaciones, a la música que no suena a mediodía.

Invitaría a todos los sindicalistas, banqueros y políticos a que se quemaran a lo bonzo, en público y desnudos. Si alguno sobrevive debe hacerse el harakiri, despacio y sin prisa, así duele menos.

No podemos esperar. Yo busco ese nacimiento nuevo, la vuelta a empezar. En otra época se quemaron iglesias, se asesinaron a culpables e inocentes. ¿No se puede asesinar ahora a los únicos culpables de este desaguisado? Que conste que asesinar es un término confuso, me refiero exclusivamente al honor de morir de forma gloriosa, como los antiguos samuráis, o el propio Sócrates. Con la sonrisa en los labios blancos.

 

martes, 8 de mayo de 2012

Miro a mis hijos


PASA la vida como lo hacen los camaleones por encima de la retama. Miro a mis hijos. Después de estos años la vida se consume en esa losa azul, la de siempre. Llena de hormigas y de restos de bellotas, pisamos los sueños e inventamos palabras para saber si lo que escuchamos es cierto. Nada es verdadero, nos enseñan lo que desean, nos mencionan lo que les interesa que sepamos. Nada es lo que parece.

A lo largo de la historia de la humanidad, una crisis económica deriva en una crisis política. Si ambas son importantes el único final posible es la guerra. La contienda que suena a despedida.

Que no daría Rajoy por salir corriendo hacia Ecuador o Chile o Costa Rica. Ha perdido, por perder, hasta la sonrisa. Nosotros la dejamos hace muchos años. Cuando comenzaron a hablarnos con desengaños, con mentiras, con miserias y promesas que manipulan los unos y los otros.

Huele a guerra. La batalla es la única salida al desempleo, al avance de la economía, a la estabilización desestabilizada. Sigo mirando a mis hijos. No queda nada.

No pidas ayuda. Todo suena a incierto. La izquierda, la derecha, el centro. Los medios de comunicación arden en falso y apenas sostienen el hielo del vaso de cristal que se calienta con los alaridos de los indignados.

Mala vida, peor certeza y las almas se hunden una a una y sin ayuda. Ya los jóvenes no tienen ilusiones, los ancianos cuentan las monedas de euro en la bolsa de plástico reciclado, los inmigrantes, esos que dieron tanto por tan poco, se mueren a las puertas de los hospitales.

Lo único que me jode de toda esta película son los bancos, los lugares de esparcimiento donde guardamos los ahorros de una vida plagada de desengaños. Ellos reciben al uno por ciento, prestan al gobierno al cinco (venden las sonrisas) y no desempolvan las miserias. Tan solo lo hacen con dinero público.

Huele a guerra. Empezará por Grecia. Seguirá en Alemania. Morirá Europa a las manos de sus creadores. Merkel no vencerá en otras elecciones nunca jamás. Rajoy tampoco.

Un amigo en Perú me decía hace años que preparaba mensualmente la habitación del golpe. La llenaba de suministros por lo que pudiera pasar. Nuestros padres la llenaban de medicamentos y latas de conservas. Los billetes de quinientos se vieron poco. Todos los tienen Rato, Botín y otros elementos de esa calaña miserable. Miro a mis hijos.