domingo, 20 de junio de 2010

Cadión (Elogio de la Irreverencia XLIII)



Hoy dios ha izado la bandera de la muerte en La Caleta. No estaba Juanito “El Ardentía” y ha tenido que apañárselas solo con la cuerda y la altura. No tiene vértigo, tiene vergüenza, dos cojones bien puestos y ganas de hacer las cosas medianamente bien.

¿Errores? Todos los del mundo, como todo el mundo, pero nunca se esconde. Ni se tapa los oídos cuando le hablan, ni aparta la mirada en los bajos momentos.

Llora Cádiz. Es la crónica de una muerte anunciada. Ni Saramago resucitando en Lisboa hubiera hecho cambiar el destino del viento de levante.

Antonio Muñoz, vete con la fruta de tu madre, y llévate a unos cuantos contigo. El paro y la miseria se multiplican en los autobuses de la segundabé en la Playa de La Victoria.

Sobre el mástil dios ha dejado una paloma encima de la calavera. Hasta los chinos cierran negocios en Cádiz. ¡Faltan güevos!