martes, 12 de octubre de 2010

The Face (cuarenta y cuatro) (Tercera Inclinación)



He esperado casi quince años para hacer nacer un nuevo libro de poemas. Y la creación ha superado al deseo. Es la alegría que se lleva el miedo. No podría ser de otro modo. Y parece que fue ayer cuando en Córdoba, en el salón de actos de Cajasur se presentó La muerte oculta. Era 1996. Era hace ya mucho tiempo. ¡Me estoy volviendo viejo!

Desde entonces, las noches de versos, los encuentros de vida y sobre todo, la paciencia y el silencio. La creación requiere su tiempo y al final, apenas satisfacen cinco o seis poemas, los de siempre. Lo que has escrito lo vuelves a escribir. Cuanto deseas decir ya ha sido dicho. Y das vueltas y vueltas, alrededor de tus versos como lo haces en tu propia vida.

Me he permitido el lujo, muy meditado por cierto, de incluir algunos lapsus e ictus, instantes de locura cotidiana. Inmortales o no, han tenido su espacio. Y las ganas de corregir y cambiar, y quitar y romper… Debo pararme antes de que pasen otros quince años y muera de aburrimiento.

Una aproximación al desconcierto es el título de un poemario que aparecerá en un par de meses en SIM Libros. Un trocito de esta vida alrededor siempre. Una vuelta a la infancia, sin citas y sin dedicatorias. ¡Los poetas son unos desagradecidos!

Al menos, la lectura impresa de unos quince años de existencia, me dicen en voz baja: “Pero mira que eres cabrón Sánchez Menéndez”. ¡Me estoy volviendo viejo!