sábado, 23 de octubre de 2010

The Face (cuarenta y nueve) (Tercera Inclinación)



Dos grados en Madrid y voy en manga corta. Pantalón de verano y pasando mucho frío. La memoria, la memoria frágil que me altera. Para ser más exacto, a orillas del Jarama y en la carretera de Burgos.

¡Qué horror tener que vivir en Madrid! Coches, más coches y personas. Por todos lados. Desaparece la intimidad y aparece esa memoria frágil que nos traslada a mejores épocas. Hay que reconocer, no obstante, que pasar desapercibido en esta ciudad es muy fácil, independientemente de la pinta que lleves.

Recuerdo, en la segunda inclinación, la variación sobre un poema de García Baena. Me vas a disculpar Pablo ya que el original y auténtico es mejor, el tuyo. Me limité a seguir el ritmo, introduciendo algunas inclinaciones nada fastuosas y verídicas. Como la de Susana. Y tal vez la de Herminia.

Esto de la memoria frágil es muy silencioso, ocupar la h como letra es un signo de prudencia, de respeto y de miedo. Intentar pasar desapercibido con esos versos es una ilusión óptica. Pero siguen llegando a la cabeza signos, señales y virtudes. La memoria frágil.

Me han pedido tabaco en un semáforo. He pensado que antes los vendían, y ahora los solicitan. Todo en la vida es una vuelta hacia atrás. Esperar a encontrar ese momento de magia que nos acerque a una verdad más asimilable. La memoria frágil.

En mi otra vida quiero ser mujer. Lo tengo claro. Seré mala, muy mala. La memoria frágil. Y usted disculpe Jurado pero en Madrid hace mucho frío.