El cuarto oscuro
No sé por qué recuerdo tanto aquel anuncio:
Condal, en cada momento,
Condal, en cada lugar,
una marca canaria de cigarrillos rubios.
Sí sé que teníamos prohibido entrar en una
habitación
que era su despacho y, quizás, también,
estudio fotográfico,
con cuarto oscuro y esas cosas,
porque mi tío Juan era fotógrafo.
¡Cuánto odiaba al tío Juan!
Y hoy pienso en él y no recuerdo su imagen:
veo en su
lugar mi
rostro reflejado.
Tenía la mayor colección de tebeos que he
conocido:
todos los tebeos de Bruguera,
¡todos!
Una habitación llena de tebeos, en la que tenía
prohibido
entrar
y yo, entonces, era un niño.
¿Dónde crees que tendrías que buscarme?
Toda la vida en esa misma habitación.
Toda la vida imitando aquella habitación.
__ __
Recuerdo estar allí con mi primo:
las luces apagadas,
alumbrados con una linterna,
leyendo tebeos,
tumbados en el suelo.
Ayer vi su última foto: reina del carnaval de
Tenerife.
¡Qué buen criado, si hubiese buen Señor!
De Simulacro
(Ediciones de la Isla de Siltolá, Sevilla, 2013)