viernes, 11 de febrero de 2011

El ofrecimiento



A las 9 de la mañana, de todos los santos días, el chofer recogía al candidato en la puerta de su casa. Maletín negro, gafas de sol y sonrisa en los labios. El candidato se presentaba a la alcaldía de la ciudad, una ciudad importante. Había dejado su cargo de magistrado para hacer frente a las necesidades propias de los ciudadanos.

En sus intervenciones prometía y prometía. Cuando llegara a ser alcalde todo serían promesas verdaderas. Pero un día realizó una promesa tan comprometida que ejerció el derecho de la esencia en su propio ofrecimiento. Perdió las elecciones.