Siempre amanece con el 1 entre los dedos.
Intento acostarme mirando al 55, o al 13, o al 27, o al 34, pero el 1 desea hacerse
notar y adquiere el protagonismo del instante: el tiempo que se tarda en dar una
vuelta al anillo.
Esta mañana hacía frío. Un golpe rugoso en la
frente despejaba las dudas, la virtud del extraño es esconderse, la realidad
del justo es el silencio. Por más que se intente, aquello que merece la pena es
muy limitado. Las personas sacan conclusiones y emiten sentencias que definen
como certeras aunque estén equivocados. Nadie conoce la realidad como los
pájaros o las nubes. Ningún mortal es exacto, ni cabal, ni siquiera inocente.
Son muchos los motivos de la desviación hacia la causa propia.
La única verdad es seguir siendo considerado,
y equitativo. Sigo leyendo a Lope:
Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.