Al anochecer los pájaros descansan. El seco
golpe de agua del caño en el pilón se
vuelve monotonía. Enciendo las farolas a las ocho, siempre a la misma hora.
Fumo un cigarro en la oscuridad y piso el césped descalzo, comienza a estar
fresco en este tiempo.
Las salamanquesas huyen cuando aparezco, se
acercan a la luz artificial que alimenta sus necesidades.
Hoy leo a Remy de Gourmont. Disfruto.
Amanece con el sonido de los pájaros.