Apenas puedo describirte lo mal que me las arreglo por lo que
respecta a mi vida exterior; los ambientes de aquí me son particularmente
nefastos en la medida en que, al ser los testigos de otros días, perdidos, de
actividad interior, se hacen cómplices de muchos pensamientos irresponsables,
indómitos y sin salida. Pero, por otra parte, supe malgastar con tanta rapidez
cualquier otro ambiente durante estos últimos años, haciéndolos todos
agobiantes y equívocos… —el bosque de alta montaña el verano pasado, el mar—.
Rilke