La armonía por el valle, que escribiera Leopardi. Suena el Capriccio Diabolico (Omaggio a Paganini) Op. 85. Y en ese
instante: Frecuentemente me despierto
huyendo de mi cuerpo. (Plotino, Enéada
cuarta).
Aquellos que siembran almas, dejen de hacerlo, la huida no es ascenso
ni descenso, es conocimiento.