miércoles, 29 de febrero de 2012


AHORA estamos desnudos, repletos de la mansedumbre, gloriosos por el hecho de ser, de estar, de padecer. Somos las bienaventuranzas. Las razones de vivir consigo mismo. Nos sentimos la mitad de alguien que nos aprecia y nos quiere.

Demostramos pretéritos, hasta el pluscuamperfecto se ha quejado de vicio, pero amamos la vida.

Ahora tenemos lo que debemos tener y somos lo que debemos ser. Hablamos del amor con la madrugada, con la mañana, con las nubes y con los rabilargos.

Mientras llega la vida florece la poesía. Y ahora, ahora que ocurren todas estas cosas, ahora estamos muertos.