domingo, 22 de junio de 2014

Los girasoles




Los campos de girasoles son peligrosos. Aunque utilizo botas, las culebras intentan buscar el rescoldo entre los cordones para hacerse notar. Doy pasos lentos, toco los pétalos y huelo el campo.

Este año los girasoles están tristes, a pesar del riego y del sol no miran como otros años. Están cansados, como los españoles. La miseria también abunda en los campos de girasoles.

Suelo abrir los brazos entre sus enormes flores. Me adentro en su centro que es el único camino hacia la virtud. La justicia no condiciona la vida, lo hace la existencia. Nacer y morir, al fin y al cabo, son cuestiones que los girasoles entienden muy bien.

Abunda el ruido en los campos de girasoles. No sabes si provienen de arriba o de abajo. Hoy recuerdo a Kundera y a la felicidad. ¡Quién sea feliz que lance una piedra! Pero ningún girasol arroja nada. Todos guardan silencio entre el ruido.