Amiel: Diario íntimo
La política honrada no debe
adorar sino la justicia y la razón, y debe predicarla a las multitudes, que
representan por término medio la edad de la infancia y no la edad madura. Se
corrompe a la infancia si se le dice que no puede engañarse y que tiene más
luces que aquellos que la preceden en la vida. Se corrompe a las multitudes
cuando se les dice que son la sabiduría y la perspicacia y que tienen el don de
la infalibilidad.