Lunes de febrero de 1797
Mi querido Poole: —Podría
informarle al autor más aburrido cómo podría escribir un libro interesante.
Permítale relatar los acontecimientos de su propia vida con honestidad, sin
ocultar los sentimientos que los acompañaron. Nunca leí ni siquiera la Experiencia
de un metodista en la "Revista del Evangelio" sin recibir
instrucción y diversión; y casi debería desesperarme de ese hombre que podría
examinar la vida de John Woolman sin una mejora en el corazón. En cuanto a mi
vida, tiene todos los encantos de la variedad: alta y baja vida, vicios y
virtudes, gran locura y algo de sabiduría. Sin embargo, lo que soy depende de
lo que he sido; y tú, ¡mi mejor amigo! tener derecho a la narración. Para mí,
la tarea será útil. Renovará y profundizará mis reflexiones sobre el pasado; y
tal vez te haga contemplar sin ojo implacable o impaciente esas debilidades y
defectos en mi carácter, que tantas circunstancias adversas han acordado
plantar allí.