viernes, 26 de octubre de 2012

Confusión



HAY personas, por llamarlas de algún modo, que siguen viviendo en un país de fantasía y ejecución. Un lugar del mundo donde todo es bello y prometedor. Siguen mandando citas caligráficas, sonríen cuando alguien les pregunta, e incluso pueden determinar las voluntades con los actos ajenos.

Hay personas que reciben mucho más de lo que dan. Y recogen los frutos de la ignorancia porque ellos han sido, aunque ya no sean nada.

Me cuesta responder a las ilusiones. Prefiero la realidad, la cruda realidad que nos aleja de todo cuanto existe y permanece.

¿Un autor bueno? Preguntabas. Un autor bueno no vende cien ejemplares de su obra en este país. He dicho muchas. No considero honrados a los pastiches, a los libro de grueso lomo que inundan las meses de los centros comerciales.

Esas personas, el día que pongan los pies en la tierra sentirán el escalofrío de la vanagloria, la sinceridad de los lamentos, el humo del tabaco.

Pero mejor es no pensar, mejor es no pensar. Imaginar y recordar se superponen y confunden.