DÓNDE están las
personas. La persona no importa. Solo se tiene en cuenta el misterio, el
interés, la duda.
Quién eres
realmente. Hablas de ese autor por interés, el interés propio y vanidoso. Lo
que te doy a ti, tú me lo otorgarás a mí.
He aprendido
mucho en los últimos meses. Que la verdad está por encima de todas las
circunstancias, que nadie vale nada, nada no tiene valor.
Solo vales lo
que apunten tus actos. Y los hechos son falsos. Los que dicen ser amigos se
preocupan exclusivamente por sus cosas, y si esas cosas están relacionadas
contigo la amistad culmina cuando desapareces.
Así es la
literatura. Creas para diversificar y aburres al universo. Un puñado de
imbéciles te reciben. Los mismos que se apartan y se acercan. Los mismos que
mienten. Los únicos que nunca miran a la cara.
Lo dice mi
loquero: la dosis de halazepan y el paquete
de tabaco rubio. Cuántos abrazos fingidos he recibido. Cuántas llamadas
inertes. Cuántas menciones, algunas hasta con un calificativo que ahora resulta
visceral.
Todo es
mentira. El hombre se preocupa de pagar la luz y llenar el depósito de
gasolina. La mujer del dinero de la cartera, dando igual de dónde proceda. Y el
poeta, el poeta enciende la vela de su vanidad una vez y otra vez. Con mechero.
El viento la apaga con mesura, pero la llama es más fuerte.