Atenea frente al espejo. Lo agarra con violencia y
refleja en él cuanto desea. El reflejo es el arte que rige todo el producir de
la naturaleza.
Atenea portadora del espejo. Aquello que vence la resistencia ahuyenta la realidad de las relaciones.
Atenea pasa a ser su propio reflejo. El vacío se
completa en la contemplación.
Mientras escribía estas líneas un pájaro muy bello se posó en una rama
de la encina muerta. Tuvo frente a sí todo el éxito del mundo, movía la cabeza
y, con el pico, limpiaba las alas y su cuerpo. Se creía superior.
Durante un instante agarro con la fuerza de sus patas la rama que lo
sostenía.
Transcurrían los minutos y anochecía, pero el pájaro siguió
contemplando la belleza externa. El tiempo alimenta la virtud.