Quien desea la fama es un ansioso, y ya dijo Cioran que el ansioso no
posee diferencias entre el éxito y el fracaso.
Miramos hacia delante, observamos el pasado. La única realidad está en
uno mismo, en la propia alma.
Mientras leo La fiesta de la
insignificancia de Kundera paso las páginas de Prometeo: mito y literatura de Carlos García Gual. Vuelvo a Cioran.
Lo principal es la voluntad, nunca la admiración o la ventaja.