La virtud es esa parte del alma que conviene la amistad y la justicia.
Aquella que defiende los proverbios, corrige la unidad de las explicaciones y
nunca otorga beneficios.
Libre de la tormenta finaliza con la frase: Es el aire
de la espontaneidad.
Mediodía en Kensington Park comienza con: En el aire de la
espontaneidad.
No he dejado aún ese golpe de aire, la discordia de aquellos que se
tornan soberbios porque nacen débiles, el mayor grado de cariño sobre los
conspiradores.
Un día, un gorrión que comía hormigas del suelo del porche delantero,
intentó reflejarse en el espejo, aquel que tiene el marco verde o marrón. Al
contemplar su reflejo salió volando por la puerta para comunicar a todos sus
compañeros la visión. Los pájaros se unían, cerca de la piscina, para escuchar
las descripciones del gorrión.
Mientras pasaban los minutos los visitantes se iban marchando uno a
uno. El gorrión acabó quedándose solo pero no le importó. Seguía hablando
y recorriendo con saltos menudos las losas del suelo.
La virtud es la educación que consigue vencer a todos los enemigos, la
que nunca se muestra incapaz de preguntar y responder.