jueves, 29 de septiembre de 2011

63 (Sesenta y tres)



Escribo para poder llenarte la cabeza de ilusiones, recuerdos, destinos. Virgilio reconocía que todos encontraremos alguna vez las palabras mágicas, esas que nos traerán la luna. Un lagarto muy verde se ha plantado a la entrada. Por más que le hago aspavientos permanece inmóvil, quieto, sosegado.

Me alegra que vayan creciendo literariamente mis amigos, los que realmente llenan, los originarios. Otros, como el lagarto, ni se alteran. Un movimiento súbito de la cabeza del reptil es un proceso de admiración, un sentimiento.

Disfruto con cada noticia que me llega. Las poesías completas de Jesús Aguado, las presentaciones de TRR a Juan Cobos Wilkins y Guillermo Carnero, el tablero de sueños de JMJ, los ensayos de Antonio Colinas que podían permanecer inéditos y contienen una riqueza lírica e intelectual de mucha altura.

Cada uno de estos conocimientos facilita la existencia diaria. Son como palabras mágicas que me acercan a la luna. Y es que la luna viaja hacia la tierra y permanece un tiempo, el que necesitamos. Podemos pisarla, tocarla, respirarla. Por cada hecho ajeno aprendemos de nosotros.

Los buenos amigos son osados, como los buenos poetas. Poseen atrevimiento, resolución. Lo imposible existe. En una ocasión, y mientras un poeta realizaba un viaje en barco, otro le preguntó por el secreto de su lírica. A lo que respondió con tres términos necesarios: el tono, la aptitud y la distancia. Aquellos mandamientos de respeto al prójimo también nos enriquecen.

La aptitud se consigue con actitud. El lagarto seguía tomando el sol en el porche. Los ojos ya estaban medio cerrados. Y el color verde se iba tornando en grisáceo.

Un pájaro muy grande ha dejado una sombra inmensa junto al lagarto. Sus ojos dificultaban la comprensión. Los engaños se ocultan mientras cierras los ojos.

No desprecies a nadie. Nunca. No eres quien para hacerlo. Otorga bendiciones y obedece a tu instinto. Lo bueno huele bien. Lo malo, con respeto, viaja hacia el silencio, el lugar donde la luna muestra su cara oculta, la que nadie conoce. ¿Lo has olvidado?

El amor todo lo vence, también lo dijo Virgilio, pero el amor como las inclinaciones se manifiesta en tres versiones diferentes. Vuelvo hacia el lagarto, me he descuidado y se ha comido un matiz.