Cervantes: Don Quijote
En esto, llegó a un camino que en
cuatro se dividía, y luego se le vino a la imaginación las encrucejadas donde
los caballeros andantes se ponían a pensar cuál camino de aquéllos tomarían y,
por imitarlos, estuvo un rato quedo; y, al cabo de haberlo muy bien pensado,
soltó la rienda a Rocinante, dejando a la voluntad del rocín la suya, el cual
siguió su primer intento, que fue el irse camino de su caballeriza.