Nietzsche: El nacimiento de la
tragedia
Entre muchos estados de ánimo, de
depresión y de indiferencia, he tenido también algunos de verdadera exaltación
y he dejado alguna huella de ellos en el pequeño escrito citado. Con respecto a
la filología vivo en un alejamiento tan insolente, que no se lo puede pensar peor.
La alabanza y el reproche, e incluso todas las más altas glorias por ese lado
me hacen temblar. Y así me introduzco cada vez más en mi filosofía y creo ya en
mí; más aún, si alguna vez debiera convertirme en un poeta, estoy dispuesto a
ello… Este estado de ánimo me permite mirar hacia la posición universitaria
entera como hacia algo secundario, más aún, con frecuencia penoso, y hasta
aquella cátedra de filosofía me atrae propiamente sobre todo por ti, dado que
también esa cátedra la considero solo como algo provisional [29 de
marzo de 1871].