M. Duchamp
P. C. — ¿Conoció usted a
Apollinaire?
M. D. — No mucho. Por otra
parte, exceptuando a las personas que tenían más intimidad con él, era muy
difícil conocerle. Era una mariposa. Si estaba con nosotros hablaba de cubismo
y, después, al día siguiente leía a Victor Hugo en un salón. Lo divertido de
los hombres de letras de esa época es que cuando uno los encontraba con otros
dos hombres de letras no se podía pronunciar ni una palabra. Era toda una serie
de fuegos artificiales, mentiras, todo ello insuperable, porque estaba dicho
con un estilo que uno era incapaz de utilizar; entonces, uno se callaba. Un día
fui con Picabia a comer con Max Jacob y Apollinaire, fue algo increíble;
nuestro espíritu dudaba entre la angustia y unas enormes ganas de estallar en
carcajadas. Los dos seres vivían en la óptica de los hombres de letras de la
época simbolista de los años 1880.