Aprendiendo a soñar. Se hace tarde y llega el frío. Llueve. Hay
personas que rechinan un poco con la naturaleza, lo hacen sin la maldad de la
verdad, con el convencimiento, la falta de costumbre o de silencio. Me pierde
el sonido de los pájaros, de las ramas de las encinas con el viento.
El punteo con la Custom debe finalizar siempre hacia abajo, nunca
arriba. Es como pensar en el indolente que has definido y le sumas las cifras
finales del único que entiende de poesía. ¿Has concluido? La pista ha
descifrado el misterio general, nunca el particular.
Debemos guardar el miedo, el pánico a los gatos y el humo del cigarro
sobre el rostro. Debemos cerrar las puertas, seguir dibujando círculos en el
aire, círculos cerrados, apagamos las luces cuando comienza el día.
La última línea es como el cuerpo del indolente que nace en alta mar,
sobre la sal de las olas, aprendiendo a soñar. Llueve. Busco otro mundo, este
que corre no es el mío.