sábado, 28 de marzo de 2020

Día 14



Si el pueblo español se comportase como lo está haciendo su gobierno, sería muy triste. Pero el pueblo español le está dando una lección (o bofetada) a todos nuestros representantes. Creo que Europa no es nuestro futuro, como también creo que los sindicatos o la monarquía deben desaparecer. Son inútiles representaciones de un sistema que ha fracasado por su incompetencia o su ingravidez. El interés nunca debe ser el fin, ni siquiera el principio.
La mala gestión de los gobernantes la vamos a pagar todos los españoles. Esperamos levantar cabeza, o levantar la cabeza alguna vez. Todo esto que está pasando y que en el día de hoy se ha agravado, se debe en buena parte a la soberbia, al desconocimiento, a la ignorancia, y a la falta de previsión. Tenemos delante de nosotros a la naturaleza y no contemplamos la naturaleza, ni la escuchamos, ni la imitamos. Hay una antigua leyenda hindú que he recordado:
Una vez el gran sabio Nárada pensaba con orgullo que había logrado dominar a la perfección el arte y ciencia de la música hindú. Para moderar su orgullo, el dios Vishnu lo llevó a visitar la morada de los dioses. Entraron en un espacioso edificio en el que se encontraban muchos hombres y mujeres que lloraban y se quejaban porque tenían los miembros quebrados. Vishnu se detuvo y les preguntó la causa de tantas lamentaciones. Respondieron que eran los Ragas y Raginis creados por Shiva, pero que un sabio de nombre Nárada, ignorante de la verdadera ciencia de la música y poco hábil en su ejecución, los había cantado tan descuidadamente que sus facciones se habían distorsionado y sus miembros se habían roto y que, a menos que Shiva u otra persona competente los cantara en la forma apropiada, no tenían esperanzas de recobrar sus formas verdaderas. Nárada, avergonzado, se arrodilló ante Vishnu y pidió que lo perdonara.
Los raga son el principio básico de la música hindú, pueden ser, incluso, una imitación del canto de los pájaros, son sonidos que colorean y calman nuestra mente. Decía Aristóteles que el arte imita a la naturaleza. Ovidio o Apuleyo indicaron que el arte la supera, para Hegel la belleza en el arte supera a la belleza de la naturaleza, porque proviene del espíritu. Avicena (Ibn Sina) escribió “el arte es más débil que la naturaleza y no la supera”. Superar o no superar. Ahora es el dilema. Y nunca debe ser un dilema. Pero hay que seguir, aunque no sea en este proyecto de país, hay que releer y hay que reescribir. Algo así como el mito de que el cisne solo canta antes de morir.
Pensemos, seamos, pero nosotros. Olvidemos a nuestros representantes, expulsémoslos de nuestras vidas, “…pues pensar y ser son lo mismo” (Parménides: Sobre la naturaleza, 3,1).
El silencio es el raga de nuestras actuaciones.