Si el pueblo español se
comportase como lo está haciendo su gobierno, sería muy triste. Pero el pueblo
español le está dando una lección (o bofetada) a todos nuestros representantes.
Creo que Europa no es nuestro futuro, como también creo que los sindicatos o la
monarquía deben desaparecer. Son inútiles representaciones de un sistema que ha
fracasado por su incompetencia o su ingravidez. El interés nunca debe ser el
fin, ni siquiera el principio.
La mala gestión de los
gobernantes la vamos a pagar todos los españoles. Esperamos levantar cabeza, o
levantar la cabeza alguna vez. Todo esto que está pasando y que en el día de
hoy se ha agravado, se debe en buena parte a la soberbia, al desconocimiento, a
la ignorancia, y a la falta de previsión. Tenemos delante de nosotros a la naturaleza y no
contemplamos la naturaleza, ni la escuchamos, ni la imitamos. Hay una antigua leyenda
hindú que he recordado:
Una vez el gran sabio Nárada
pensaba con orgullo que había logrado dominar a la perfección el arte y ciencia
de la música hindú. Para moderar su orgullo, el dios Vishnu lo llevó a visitar
la morada de los dioses. Entraron en un espacioso edificio en el que se
encontraban muchos hombres y mujeres que lloraban y se quejaban porque tenían
los miembros quebrados. Vishnu se detuvo y les preguntó la causa de tantas
lamentaciones. Respondieron que eran los Ragas y Raginis creados por Shiva,
pero que un sabio de nombre Nárada, ignorante de la verdadera ciencia de la
música y poco hábil en su ejecución, los había cantado tan descuidadamente que
sus facciones se habían distorsionado y sus miembros se habían roto y que, a
menos que Shiva u otra persona competente los cantara en la forma apropiada, no
tenían esperanzas de recobrar sus formas verdaderas. Nárada, avergonzado, se
arrodilló ante Vishnu y pidió que lo perdonara.
Los raga son el principio básico
de la música hindú, pueden ser, incluso, una imitación del canto de los
pájaros, son sonidos que colorean y calman nuestra mente. Decía Aristóteles que
el arte imita a la naturaleza. Ovidio o Apuleyo indicaron que el arte la
supera, para Hegel la belleza en el arte supera a la belleza de la naturaleza,
porque proviene del espíritu. Avicena (Ibn Sina) escribió “el arte es más débil
que la naturaleza y no la supera”. Superar o no superar. Ahora es el dilema. Y
nunca debe ser un dilema. Pero hay que seguir, aunque no sea en este proyecto
de país, hay que releer y hay que reescribir. Algo así como el mito de que el
cisne solo canta antes de morir.
Pensemos, seamos, pero nosotros.
Olvidemos a nuestros representantes, expulsémoslos de nuestras vidas, “…pues
pensar y ser son lo mismo” (Parménides: Sobre la naturaleza, 3,1).
El silencio es el raga de
nuestras actuaciones.