Allá donde esté, en cualquier parte del globo, la noche del 24 de
diciembre llevo al vigilante, al conserje, al guarda coches, al portero, a
aquella persona que permanece en atención, una botella de cava y dos copas.
Esta noche llevé al vigilante, que aguardaba recostado en su coche en
la calle, el presente y preguntó por primera vez: Trae dos copas, ¿una para usted y otra para mí?
Este señor era la primera vez que lo recibía. Todos los años me
preguntan lo mismo. Todos los años, desde hace muchos, respondo las mismas
palabras.
Una es para usted y otra para su sombra. No deje de brindar con ella.