martes, 28 de junio de 2011

Cuarenta y ocho



Fumo para perder el miedo a las mujeres. Es una vida fácil, sin misterio ni incógnitas. Lo que quiero decir lo digo y me arrepiento.

Hoy en Granada he visto el miedo cerca. He fumado muchísimo. En la palabra siento lo que quieres decir. Y la culpa me indica que un hombre es solo hombre por eso. Por saberse más cerca. Por morirse de rabia interviniendo en todos los conflictos.

Yo suelo equivocarme en todo. Mis manos están vacías. No quiero entender a nadie. El directorio de mi vida me indica retroceso. Me he perdido en el humo. Inventando mi huida he entendido tu nombre. Se ha jodido el mechero.

A una joven bellísima le he pedido su fuego. Me ha mirado sonriendo y ha ignorado mi nombre. Ni Piquero ha servido.

Vivo en un mundo fácil que no ha saciado mi vida. Me obligo a ser más cierto y acabo como el fraile: con vendas y muriendo.

Busco en la poesía lo que roba la vida mientras duermo.