miércoles, 29 de junio de 2011

Ochenta y siete



En la clase las fotos de los niños daban pánico. Unos serios, otros alegres y entre ellos la maestra y su sonrisa. He recordado mi foto en Puerto Real en 1967. El miedo representaba la corriente de paso. Me he tumbado en la hierba esperando el mediodía.

Cada vida es un mundo y la suma de todas las vidas confluyen en el silencio. Mi miedo era como ver la nieve en verano. Me asomé a la ventana y las montañas tenían blanco, amarillo y un poquito de azul. Cántala ahora. Tomo la Custom por Londres y busco la palabra.

Me pides mesa para dos. Por favor. Mi sombra quiere cenar conmigo. La suerte no se prueba, se respeta. Te vas. He dormido esta noche mirando la nieve. Las estrellas me han dicho que debo hacerme fuerte.

A mediodía hace mucho calor. Las piedras, la hierba. El suelo está duro y seco, y la noche te mira.

No he bailado porque sentía vergüenza del aire, de las nubes, de la hierba. La noche me pregunta por el miedo. La palabra es tan pura en el blanco que cántala, por favor.

Vienes cargada de libros en bolsas de papel reciclado. Pruebas la suerte con el verso y el resultado es la corriente de paso. Vivo por todo y me he tumbado en la hierba. El poeta compra los libros que lee y no lee los libros que quiere.

Espero el mediodía leyendo por Londres. He dormido esta noche mirando la nieve y las estrellas.