No creo en nada ni en nadie. Vivimos engañados y cualquier
manifestación de cariño por mi parte o por la tuya es siempre falsa.
Amo la compañía de las sombras, las maneras de romper el corazón y el
desperdicio de la duda. El caos es mi sustento y a la justicia la pongo en
entredicho justo al mediodía.
Un hombre es un ente, un acto de mediocridad limitado por su propio
entendimiento. Nadie tiene una fórmula a la que agarrarse o una medida lineal
que dé las gracias.
La Zambrano me miraba de arriba a abajo cada vez que acudía a su encuentro.
Acariciaba a un gato, solo a uno. Dos eran multitud y en demasía la verdad no
posee justificación.
El centro indudable solo se manifestaba en la naturaleza. Ajeno a ella
todo es mentira, nada es lo que parece ser. Admiro a las tribus que nunca han
estado en contacto con los falsos seres humanos, las que habitan en la
naturaleza pura, entre el ruido de la verdad y el viento plácido.