La expresión “Cada pueblo tiene
el gobierno que se merece” es de dudosa autoría. Unos la atribuyen a Churchill,
otros a Joseph de Maistre, otros indican que fue modificada por André Malraux.
Para mí la frase pertenece a Zenón de Elea, aunque no fuera su creador.
Aristóteles decía que Empédocles
fue el inventor de la retórica, y también nos dejó escrito que Zenón fue el
inventor de la dialéctica.
Zenón fue el primero en
introducir en la filosofía el arte de hablar con argumentos y contraargumentos,
con preguntas y respuestas (Nietzsche). Hasta ese momento la filosofía era un monólogo.
Un conocido me dice por teléfono
que cuando llega a su casa del trabajo comienza a llorar de forma desconsolada.
Con argumentos y contraargumentos. Con preguntas y respuestas. Con retórica y
con dialéctica. Con lágrimas o sin ellas. Llora. Un día y otro día. Llora.
Jardiel Poncela dijo: “El que no
se atreve a ser inteligente, se hace político”. ¡Y tenemos tantos!
El silencio es la vida sin
retórica, sin dialéctica, sin política.