El mundo respira. Los animales
respiran. El silencio exhala. Hemos fracasado. La mentira y el odio se han
mundanizado. Dejamos de ser inocentes para convertirnos en composiciones, en
tendencias, ni siquiera disponemos de argumentos.
Existe una progresiva
deshumanización. No somos útiles, pasamos a formar parte de un expediente que
debemos completar. Fundimos la materia y la forma en el sujeto, perdemos la
estructura de la verdad, la esencia de lo verdadero.
No somos diálogo. Ni nos oímos los
unos a los otros. Habitamos un reino intermedio que nos aleja de la
contemplación, del principio. El arte ya no es esencial, es entretenimiento, no
es origen.
El silencio es el camino desde aquí,
a ahí, para llegar allí.