Hay algunos espacios donde ya se
puede respirar, donde la libertad comienza a establecer sus distintivos. En
cambio, en otros no existe ni el aire. Es la ignorancia, la precipitación, el
falso desconcierto.
Hoy me pregunto si hay alguien
libre en estos tiempos. Si todos los que hacen ruido, los que aplauden, los que
llenan de palabras y versos las redes sociales, conocen realmente la libertad.
Este tiempo es como un gran ensayo literario, pero sin literatura; y el ensayo
se queda en un intento, un propósito sin ideas, sin designio.
El silencio, para algunos,
seguirá siendo un accidente.