Ahora aflora en nosotros lo que
somos en realidad, escondemos la máscara para mostrarnos. Lo que siempre hemos
sido aparece en los momentos de inmersión. Cuando prevalece lo siniestro
acompañamos, aunque debemos permanecer en silencio. Afianzar nuestra posición
sin confusiones, buscar el equilibrio como el pájaro que se aferra a la
barandilla de la terraza.
Lo primero que debemos hacer es
decidir. Después de hacerlo, hay que defender esa decisión. Aunque circulemos
contra corriente. En estos tiempos de caos más que nunca hay que seguir
buscando la armonía.
La receta que da Ezra Pound en Cómo
leer no hace mención alguna a El Quijote de Cervantes. Tal vez la
traducción que leyó no estaba a la altura, o tal vez a El Quijote hay
que leerlo como tal, originariamente. Nos hemos preocupado poco de su
repercusión en el exterior, que ha sido importante, si nos hubiésemos preocupado
un poco más, imagino, solo imagino.
La duda
es el silencio. La duda es la palabra. La duda es la lectura.
El silencio es desconcierto, pero
también es indolencia.