LA poesía acreditada si no es auténtica es
injusta, no es útil. Lo decía Sócrates a Hipias. Parra lo refrendaba.
He entregado todos los proyectos del año.
Siempre lo hago en diciembre, queda enero para culminar los encargos. Enero es
el mes más cruel, todo se lo lleva. Así poseo doce meses completos para
dedicarme a mis actos. República, Leyes, Lisis, Banquete. Tengo a
todos los pájaros buscándome el adorno.
Amo a Propercio. Decirlo ahora me sabe a
somnolencia. En su tiempo me enamoré de las matrices, de los diagramas
familiares, incluso de las libertas y las cortesanas. Lloro por el calor
humano. Aquello que no sentí en los años de existencia compartida por padres y
hermanos.
Odio a Tibulo. A pesar de su acercamiento
nunca llega a la justicia. La poesía verdadera es útil y justa. Lo justo siempre será lo útil. Lo decía
Sócrates. Amo a Ovidio.
Manifiesto lo verdadero, sigo haciendo lo que realmente
quiero, sigo siendo quien deseo ser. No dejo de ser nunca. Camino contigo y sin
ti. Observo los ojos y las manos de las personas para comprobar si son seres o
entes, animados o mitos. Justos o injustos. Poesía o acoplamiento.
Viene Delia. Exige sus
composiciones y le deseo lo mejor, simplemente lo más adecuado para sus
interpretaciones. Amo a Virgilio. El rechazo es la venganza.