LAS diferentes
virtudes que ha de manifestar el poeta en búsqueda del centro indudable suelen
venir acompañadas de una ruptura con la armonía. Como un desconcierto, la verdad siempre está articulada con ritmos e
imitaciones.
Peligra la
estabilidad, los principios, pero es el único camino. Lo idéntico será
razonamiento.
La presencia de
la naturaleza en el proceso es necesaria. La contemplación es la unión del alma
con la naturaleza.
La separación
de la utilidad y la inutilidad es el primer paso del proceso. El más doloroso y
sincero. El desconcierto lleva a la
soledad y la soledad al silencio.
Los frutos, el
centro indudable, nunca serán vistos en vida por el poeta. Somos rebeldes,
justos y útiles. La poesía se concentra en el centro indudable, y es allí donde
un juicio verdadero dará cuenta a los necios, a los valerosos y a los
armónicos.