NO aparece el capítulo
treinta y tres de Fábula en la obra.
No figura. Lo llevo buscando mucho tiempo y no doy con él. Acudo al árbol de dios para hacer la consulta y la comadreja
indica que Fábula en sí contiene el
capítulo íntegro.
Han llamado al
telefonillo. Una voz de mujer se manifiesta. Estoy contemplando una nube oscura,
casi morada. La nube se traslada muy lentamente. La voz, a través del
comunicador, insiste pero no le doy paso. Oscurece, es tarde para atender a una
voz, aunque sea de mujer.
El mejor día de
la vida de un hombre siempre ocurre en diciembre. Me levanto del banco de la
Villa Borghese en dirección a Piazza del Popolo. Descubrí una cafetería en
Flaminio donde el capuccino era muy
barato. La camarera que lo servía se manifestaba con pechos celestiales, pero
el café era bueno.
El mejor día de
la vida de un poeta es una luz siniestra que te indica el camino, confunde el
silencio con la soledad y el laberinto con el espejo. Llené el equipaje de
cuadernos marrones en el regreso a España. Nacho traía recambios de cuerdas de
su guitarra eléctrica. Han vuelto a llamar a casa. Es de noche y he cortado la
electricidad, así evito el timbre sonoro.
Luzbel sigue
llamando a la puerta, y el humo, y el amor. También el tabaco y las sombras.
El mejor día en
la vida del ser es estar, y seguir siendo, hacer lo que te plazca con simpleza.
¿Dónde estará la noche? Me basta su recuerdo.