El Timeo de Platón denota la virtud. Es la primera consecuencia de la
palabra auténtica, aquella que resulta de observar como cae el agua del pilón o
las bellotas de las encinas.
Se ha secado una encina,
agonizaba entre ramas y brazos y ahora es un simple esqueleto de su propio
tiempo.
Con el dedo índice de la
mano derecha recorro las líneas de la mano izquierda. Descubro la verdad.
Figuras geométricas del destino que aburren y cansan.
Han vuelto las arañas. Me
buscan. Mantengo una vulgar conversación con Pérez Galdós sobre el último
Nobel. Levanto el índice, el corazón y el sentido común.
Otro año que Parra no
recibe el galardón.
Cuentos para suplir a la decencia.
La poesía por encima del mundo, del tiempo y su homenaje.
Larga vida a don Nicanor.
Los cuentistas son eso, mercancías.