Volé como Plutarco. Mis
brazos eran alas y la piel plumaje. Marcho lejos. Hoy no tengo ganas de ver a
nadie. Los números son signos y las palabras manifestaciones de la razón,
aquella que engloba la poesía.
Un día decidieron elevar a
Cernuda y condenar a Bécquer. ¡Estaban tan equivocados! Esta miserable Sevilla
entiende solo aquello que le conviene. Es tonta. Es mediocre. Es Sevilla.
Sé que no tengo la razón, ni
acaso poseo la veracidad pero ¿alguien la tiene? Sobre la rama de la encina las
palabras sucumben, la nostalgia no ha oído las dudas. Fumo para perder el miedo
al tabaco.
Vengo a decir que lo siento.
¿Lo siento? La pasividad se tumba en el sofá para manifestar su intención, la
actividad es un castigo. Mientras vivas te espero, aguardaré la razón de la
palabra auténtica cuando vuelen los pájaros. El número 46 dirá que nada
importa, que nada es lo que parece ser.
Jorge confunde la suerte con
la dicha, la poesía con la mediocridad. Vives, pides, dices.
El número 9 sigue cantando.
Descubre todo cuanto aparece ante tus ojos, ellos no lo harán por ti. El trovador es un imbécil.