Muere Fuentepiña entre la
desgana y el descrédito. Mientras los políticos se empeñan en colgarse medallas
y en ilustrar el año de Platero con
logotipos absurdos y horteras que se presentan en Madrid, ante la presencia de
inútiles, Juan Ramón Jiménez pierde Fuentepiña. Y con el poeta de poeta de
Moguer también lo pierde la humanidad.
El Ayuntamiento de Moguer,
La Diputación de Huelva, La Junta de Andalucía, la Fundación Zenobia-Juan Ramón
y la propietaria del terreno y la casa deben sentarse de urgencia. Fuentepiña
arde a manos de los ocupas y vacía un contenido inexistente por la inutilidad.
¿Para qué sirve la política en
la Cultura? Solo para elevar a pulso siniestro unos intereses que el ciudadano
no acepta y la historia de nuestra literatura ve agonizar.
Deben dimitir todos los
políticos involucrados en el caso, y deben ser condenados al ostracismo. ¡Lejos
de Moguer! Olviden a Juan Ramón Jiménez y a Platero, olviden Fuentepiña, dejen
en manos sabias su salvación.
El dinero no lo es todo
aunque pese. Pero más solidez presentan los cimientos que forjaron Fuentepiña
en el pasado.
Con el dinero que han gastado
en presentar un impresentable logotipo del año de Platero, y todo lo que ello
lleva consigo, se hubiera salvado Fuentepiña. Siéntense por favor. Y háganlo
ahora, que mañana es tarde.
Y, por favor, después,
márchense todos, al país de nunca y jamás.