miércoles, 23 de octubre de 2013

Muere Fuentepiña




Muere Fuentepiña entre la desgana y el descrédito. Mientras los políticos se empeñan en colgarse medallas y en ilustrar el año de Platero con logotipos absurdos y horteras que se presentan en Madrid, ante la presencia de inútiles, Juan Ramón Jiménez pierde Fuentepiña. Y con el poeta de poeta de Moguer también lo pierde la humanidad.

El Ayuntamiento de Moguer, La Diputación de Huelva, La Junta de Andalucía, la Fundación Zenobia-Juan Ramón y la propietaria del terreno y la casa deben sentarse de urgencia. Fuentepiña arde a manos de los ocupas y vacía un contenido inexistente por la inutilidad.

¿Para qué sirve la política en la Cultura? Solo para elevar a pulso siniestro unos intereses que el ciudadano no acepta y la historia de nuestra literatura ve agonizar.

Deben dimitir todos los políticos involucrados en el caso, y deben ser condenados al ostracismo. ¡Lejos de Moguer! Olviden a Juan Ramón Jiménez y a Platero, olviden Fuentepiña, dejen en manos sabias su salvación.

El dinero no lo es todo aunque pese. Pero más solidez presentan los cimientos que forjaron Fuentepiña en el pasado.

Con el dinero que han gastado en presentar un impresentable logotipo del año de Platero, y todo lo que ello lleva consigo, se hubiera salvado Fuentepiña. Siéntense por favor. Y háganlo ahora, que mañana es tarde.

Y, por favor, después, márchense todos, al país de nunca y jamás.